El CD Ibiza tiene licencia para soñar. La tiene por méritos propios. El club rojillo se había complicado la vida, pero 2019 ha traído un equipo nuevo, un conjunto solidario en el que todos trabajan y van de la mano. Fruto de esa unión llegó ayer un importante triunfo ante el Mallorca B (2-0).
La primera parte fue un combate nulo entre dos escuadras que se midieron como si fuesen dos boxeadores. Ninguna de los dos quería lanzar el primer golpe por si la contra del rival era letal.
El filial bermellón entraba más fuerte, ganaba más disputas y buscaba salir rápido con sus potentes delanteros. Por su parte, el CD Ibiza tocaba bien, pero sin profundizar. Los 45 minutos cayeron sin que ninguno de los dos porteros tuviese que usar las manos.
Tras el paso por vestuarios, en el minuto 53, Melo cambió el partido. El centrocampista recuperó el balón, condujo con calidad, se fue sus defensores y puso un pase perfecto para que Ortiz pusiese el primero del partido.
El gol obligó al Mallorca B a salir y a punto estuvo de hacérselo pagar Manu Torres, que disparó cruzado en una gran jugada colectiva de los ibicencos.
En el 81, el mago tenía guardado su truco final. Cristian Terán recibió la pelota, aguantó con el cuerpo y puso un misil en la mismísima escuadra. Golazo que llevó el delirio a las gradas.
En los minutos finales, el Mallorca B apretó y en el descuento consiguió marcar, pero el tanto fue anulado por fuera de juego. No hubo tiempo para más. Victoria rojilla y tres puntos para meterse en la pelea por el play off.
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