Manuel Olmedo posa ayer en Vara de Rey.

Manuel Olmedo Villar (Sevilla, 17-05-1983) visitó Ibiza para apadrinar la 40 edición de la Minimaratón de las fiestas de Sant Bartomeu. El atleta cuenta en su palmarés con un Campeonato de Europa en París y un cuarto puesto en el Mundial de Daegu, ambas competiciones disputadas en el año 2011, en la prueba del 1.500. También posee el récord de España en 1.000 metros.

—¿Qué tal por Ibiza?
—Pues siempre es un placer estar por aquí, sobre todo en esta época del año. Yo soy residente en Palma y estoy acostumbrado a las islas, pero yo creo que Ibiza tiene algo especial que a todo el mundo le gusta venir. Nosotros cuando venimos lo hacemos en un ambiente deportivo, pero quizás con un poco más de relajación que en otras competiciones.

—Ya que la ha apadrinado, ¿qué le pareció la Minimaratón?
—Una carrera con tradición, bonita porque se homenajea a gente que se lo merece. Creo que el esfuerzo que hace Pep Ribas por mantener estas pruebas merece la pena y le hace un gran favor a nuestro deporte. Este tipo de carreras hace que las raíces del atletismo se mantengan vivas.

—Ha tenido problemas con las lesiones, pero no hace tanto que era campeón de Europa.
—Sí, digamos que soy un atleta longevo y las lesiones son normales cuando llegas a una edad. He tenido un par de lesiones serias. Una me vino en lo más alto de mi carrera deportiva en el 2012, antes de los Juegos de Londres, y me tuvo apartado dos años. Luego, cuando me recuperé y llegué al nivel que tenía en 2011, tuve un síndrome compartimental que fue diagnosticado bastante tarde y otros dos años. En mi carrera deportiva he perdido cuatro años muy importantes y los que me queden quiero aprovecharlos. Soy consciente de que cada día es más complicado, no es como cuando eres joven que recuperas mejor.

—Ha visto como el atletismo español ha pasado de unos años buenos, a otros oscuros y ahora, parece que vuelve a resurgir. ¿Qué ha cambiado?
—Yo empiezo mi carrera deportiva en el año 2.000. Ahí empiezo a ver el atletismo de manera profesional. ¿Qué ha cambiado? Nosotros teníamos referentes: Fermín Cacho o Abel Antón, que venían también de otros referentes como pueden ser José Luis González o Abascal. Desde el 2.000, durante unos 10 ó 12 años hemos vivido de las rentas de estos atletas que tenían nombre. Después llegó Higuero, Arturo Casado o yo mismo, pero cada vez ha ido a menos. Hasta tal punto que ese resurgir, los que estamos ahí no lo vemos. Creo que es un intento de vender que el atletismo está arriba. Las ayudas han bajado considerablemente. Cada vez cuesta más trabajo mantenerse como atleta de élite. La época de bonanza del atletismo ya se ha acabado. Puedes sacar gente joven para pruebas de velocidad. Para distancias que necesitan mucho trabajo y en las que se empieza a destacar a una edad tardía, no puedes pretender que esa gente haga unos entrenamientos que requieren tanto tiempo y esfuerzo sin las ayudas económicas pertinentes. Considero que el atletismo es un deporte que va en declive, que cada vez goza de menos protagonismo en los medios de comunicación. España es un país de fútbol, cada día es más complicado hacerse un hueco.

—Pero sí es cierto que ahora suenan algunos nombres del atletismo con mucha fuerza.
—Nos venden nombres. Yo pregunto: ¿qué títulos tienen este año? Nos han vendido un producto que es muy bueno, que tiene mucha capacidad, pero hay que basarse en los resultados. Seguimos sin medallas. Se habla de un repunte, pero no se refleja. Yo soy campeón de Europa y en mi época era cuando no estábamos arriba. Ahora está mejor vendido. Sí es cierto que hay atletas con mucho potencial como Bruno Hortelano o Óscar Husillos que son jóvenes todavía y tienen que seguir sumando títulos a su carrera.

—Ve el futuro del atletismo bastante negro.
—Es un deporte que no tiene un buen formato a la hora de venderlo. Tenemos que llegar a entender que si hay gente que no le gusta, pues no nos compre. Cada vez tiene menos repercusión. Yo lo veo desde el 2.000 y es evidente.

—¿Cuál es el futuro de Manuel Olmedo?
—Espero que me queden un par de años de atletismo y poder retirarme en los Juegos de Tokio. A partir de ahí, seguir vinculado a este deporte que tanto me gusta.

—Mantiene todavía el récord del mil. Hay jóvenes que vienen fuerte, ¿cree qué aún le queda tiempo con esa marca?
—Mi récord es de 2’18’’ y el siguiente es Fermín Cacho con 2’20’’. Todavía tengo dos segundos de margen. Creo que Álvaro de Arriba y Saúl Ordóñez están haciendo muy bien las cosas en el 800 y pueden tener capacidad para atacar ese récord. Creo que ellos dos son los únicos que me pueden ganar en esa distancia.

—Si tuviese que quedarse con un momento de su carrera, ¿cuál sería?
—Me quedaría con el título de campeón de Europa en París en 2011. Yo creo que lo más grande que puede hacer un atleta es que suene el himno de su país en un gran campeonato. Eso a nivel personal. A nivel deportivo, el cuarto puesto en el Mundial de Daegu es el resultado que más valor tiene. Son unos resultados que hacen que toda mi carrera deportiva y todo lo que he luchado durante tantos años merezca la pena.