El deportista ibicenco de origen pontevedrés –se crió desde que tenía apenas un año en la isla– supo sufrir para adjudicarse su primera presea continental y devolver a España a la elite del pool en la categoría júnior. Desde 2012 no se subía ningún español a un podio sub-19, cuando el canario José Alberto Delgado se hizo con el oro tanto en bola-10 como en bola-9.
Tras dos días compitiendo en esta modalidad, ayer, el tercero, era el turno de las cuatro últimas rondas. En octavos de final, Jonás Souto se deshizo del bielorruso Uladzislau Shopik, medallista de bronce en el pasado Campeonato de Europa de bola-9 sub-17, por 7-5, logrando así el pase para cuartos.
En la última ronda antes de las medallas, al del Club Billar Eivissa le tocó verse las caras con el vigente campeón de Europa de bola-10 sub-17: Dmitrii Shkudov. El representante español puso pronto tierra de por medio con un 4-1 y un posterior 6-3 que le dejaba a una partida de, como mínimo, bronce. Un par de errores le condenaron a un inquietante 6-6. La última partida pudo caer de cualquier lado, pero fue el billarista ibicenco el que supo resolver la papeleta para escribir su nombre en la historia del pool europeo con el clásico y lanzar al aire ese grito que identifica los triunfos españoles: «¡Vamos!».
En semifinales esperaba el alemán Christian Froehlich. El teutón ya había vencido a Souto por 7-4 en bola-10, modalidad en la que el pitiuso había acabado quinto. En esta ocasión, el del Club Billar Eivissa-Ilusions Pool no pudo ofrecer la resistencia esperada. Y es que Froehlich se mostró intratable con su saque y aprovechó los contados errores de su rival para limpiar la mesa sin ceder el turno. El 7-1 habla por sí solo del gran acierto del teutón, que, a la postre, se proclamó campeón tras superar a su compatriota Alen Salic por 7-4.
Cabe destacar que, antes de los partidos de ayer, Jonás Souto se había deshecho del búlgaro Emo Angelov (7-6) y el ucraniano Daniil Kalialiev (7-4), en la fase previa, así como del polaco Mateusz Zdziech (7-3), en dieciseisavos de final.
El billarista no cabía en sí de gozo tras recibir su medalla. «Al ser la primera vez, es la mejor sensación que puedes tener», confesó el ibicenco, al que le «temblaban las manos al acabar el partido». «No podía hablar mucho tampoco», agregó emocionado el jugador, que el sábado disputará la última modalidad en juego: la de bola-9.
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