Con su medalla y con Tarracvs, la mascota del campeonato, Ferrer destacó lo bonito que es participar en un evento de estas características. «Fue una experiencia muy emotiva, nosotros como karatecas vivimos nuestras competiciones, pero allí estas con todos los deportistas y la entrada del desfile es increíble. No sé cuantas personas habría, pero ese momento es precioso», explicó.
Este bronce le sirve para cortar una mala racha. «Todos los deportistas tienen altibajos y yo seguía confiada en mi trabajo. Así que contenta», señaló.
A su llegada a la isla, Ferrer se mostró muy satisfecha por cumplir su objetivo de subir al podio. Reconoció que era la última competición antes de unas pequeñas vacaciones de dos semanas y que ya tiene la vista puesta en el Mundial que se celebrará en Madrid, aunque para llegar a esa cita aún quedan muchas pruebas por el camino.
Con este bronce, Ferrer suma una nueva medalla a su colección. Además, una que no tenía. En su palmarés este metal de los Juegos Mediterráneos ya descansa con preseas del Mundial, del Europeo y de diferentes pruebas de la Premier League.
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