Cap i collons es el eslogan del HC Eivissa. El que lo viera jugar ayer por primera vez ya sabe por qué es. El HC Eivissa fue capaz de empatar in extremis contra el Almoradí (14-14) en el duelo de titanes de la categoría, un enfrentamiento que medía a los dos primeros clasificados.

El conjunto naranja realizó, posiblemente, su peor partido en ataque de toda la liga. Aun así, fue capaz de evitar la catástrofe cuando el marcador dictaba un 8-14 adverso a falta de un cuarto de hora para el final. Cuando prácticamente nadie apostaba ya por el cuadro de Eugenio Tilves, éste sacó su casta a relucir y fue recortando distancias para acabar rascando un punto que puede valer su peso en oro. Primero, porque le mantiene en lo más alto y, segundo, porque se anota el average particular contra los almoradidenses –en la ida empataron a 23.

La igualdad fue la tónica dominante durante el primer tercio del partido, al que se llegó con 5-5 en el marcador. Acto seguido, los árbitros invalidaron un gol de Maíllo por unos hipotéticos pasos ante las protestas de la grada y el banquillo local. La desesperación era lógica, puesto que estaba muy caro ver puerta. No en vano, las dos escuadras se mostraron muy sólidas en defensa. Mención aparte merecen los dos porteros, Juan Gamallo y José María Rives, que estuvieron inconmensurables.

Con 5-7 en el electrónico, Quesada fue excluido y Abel redujo distancias, pero perdonó el empate. El que no falló fue Rubén, a la postre máximo goleador del partido. El zurdo transformó dos dianas que, junto a otra de Rodolfo, permitieron a los visitantes marcharse de tres al descanso (6-9).

Un equipo que marca solamente seis goles en 30 minutos difícilmente puede ganar un partido. Eso lo saben todos. Afortunadamente, los naranjas habían recibido únicamente nueve, por lo que se podía confiar en la remontada a poco que las cosas cambiaran en ataque. El problema es que su sequía en ataque se prolongó durante casi el primer cuarto de hora de la segunda parte, en concreto 14 minutos. Alberto González puso fin a un tormento de 20 minutos sin ver portería –Abel había hecho el 6-7 en el 24– al hacer el 7-13 y medio minuto después fue Toni Roldán el que redujo a cinco la diferencia.

Castellano, con un golazo a la media vuelta desde el extremo derecho, puso el 8-14 en el electrónico. El jugador sacudía su mano derecha mientras miraba a su banquillo, queriendo decir algo así como «vaya golazo». Lo que no esperaba es que también algún que otro aficionado pitiuso lo hiciera al final del encuentro por la enorme reacción de los de Tilves.

A por el milagro

Quedaban 13 minutos y medio para la conclusión del choque y, ese tiempo, los locales debían marcar el mismo número de tantos que en toda la primera parte y no encajar ninguno para, cuanto menos, puntuar. Muchos pensaron que sería una misión imposible, pero a base de cap i collons se obró el milagro.

Santi Maíllo, Toni Roldán y David Sala subieron el 11-14 y Alberto González, con tres goles seguidos (dos de penalti), se encargó de firmar las tablas finales. Y todo gracias a ese espíritu ganador de un HC Eivissa que, custodiado por su solidez defensiva y un enorme Gamallo, añadió la palabra fe a su eslogan particular para demostrar que quiere esta liga y ser el primer equipo balear de la historia en disputar el play off de ascenso.

El banquillo

Eugenio Tilves: «El punto nos lo dio la afición»

Eugenio Tilves, entrenador del HC Eivissa, considera que «el punto es bueno tal y como ha ido el partido», pero reconoció que la idea que tenían al principio era la de «ganar y, además, bien, porque tenían la baja del pivote». El míster del equipo naranja afirmó que la igualada llegó gracias a los seguidores pitiusos: «El punto nos lo dio la afición, que apretó un montón».