—¿De dónde salió eso de no colgar las botas a pesar de la edad?
—Uno para cuando tiene lesiones. Yo tengo siete operaciones y tres quebraduras, pero prácticamente no he parado desde mi niñez. Comencé con siete añitos hasta hoy y he jugado en equipos profesionales y semiprofesionales, así como en distintos lugares. Estuve la mayor parte en Uruguay, pero también en Estados Unidos y Canadá. Ahora me toca esta linda aventura en Europa, en Ibiza, y es un sueño hecho realidad. Lo que me ha permitido hacer el fútbol y me ha regalado la vida no tiene precio. Estar acá es la cima de todo, un sueño.
—¿Cómo fue su primera aventura internacional?
—Fue en 1987. Jugaba en un equipo de Uruguay de Tercera División. Una persona con residencia en Estados Unidos vino a ver fútbol y me dijo que podía ser interesante que fuera allí. Me invitaron a jugar en New Jersey y allí estuve 12 años, en los que iba y venía a Uruguay. Fue una linda experiencia en lo deportivo y económico. Pude demostrar mis condiciones y mi forma de juego. Fui catalogado mejor jugador en un torneo en 1994 en Los Imperiales de New Jersey, semiprofesoinal. Estaba empezando el fútbol profesional en esa época, pero a los latinos no se les daba mucha cabida por el tema de los papeles y el idioma. Llegó el momento en que me consideraron viejo. Tenía 32 o 33 años. Qué dirán ahora si me ven jugar con 55.
—¿Cómo se forjó la idea de formar parte del libro de los récords?
—No se me ocurrió a mí, sino a mi hija, Agustina. Estaba mirando el libro Guinness en 2009 y más o menos me preguntó ‘papá, ¿vos está acá?' y eso marcó toda esta epopeya. Me asesoré para el récord Guinness, que es distinto al de la UEFA y éste será mi cuarto récord.
—¿Brinda esto algún tipo de beneficio económico?
—A mí no me ha dado nada. Es una marca que te da mucho prestigio, prensa y difusión. Te cataloga como elite. Yo no lo hice por dinero, porque soy imagen de una sociedad civil en Uruguay. Fernando Cáceres me contrató para promover valores y transmitir lo que vengo haciendo en la vida a jóvenes y, por qué no, gente de la tercera edad que cree que con ciertos años no se puede vivir bien o plenamente.
—Habla de prensa, prestigio y difusión. ¿Se considera un producto de marketing?
—Muchos dicen que soy una estrella. Yo me considero una persona afortunada. Soy popular, no famoso, pero me gustaría poder ser utilizado en marketing para promover valores más allá de mi epopeya, que es la de estar en un campo jugando con gente de 20 o 25 años. Mi trayectoria no ha sido por los mejores equipos del mundo, pero mis 90 minutos son los mismos que los de Cristiano Ronaldo. Son distintas ligas y ritmos, pero 90 minutos. Yo estoy dentro del campo exactamente igual, salvando las distancia s y condiciones. Yo no tengo que demostrar si soy buen o mal jugador, sino mostrarle al mundo que, haciendo las cosas bien, con humildad y respeto, se puede triunfar. Me considero un triunfador de la vida y quiero que este mensaje llegue a la sociedad. Autoridades de Ibiza están esperándome para poder acercarse a mí y charlar para poder difundir este tipo de cosas, que me parecen fundamentales en estos tiempos tan difíciles con el alcohol, la droga, la violencia y la discriminación. Me gustaría ser útil en la sociedad.
—Hablando de jugar con veinteañeros, ¿qué tal le fue en su debut?
—Estoy muy sorprendido por el recibimiento de la gente. Los rivales fueron todos a saludarme después del partido. Fue un partido muy difícil ante un equipo que fue segundo en la primera fase. Tiene muy buen equipo. El técnico consideró que tenía que jugar 45 minutos. Si fuera por mí habría seguido, pero el técnico manda y estoy contento y orgulloso de estar acá. Ojalá podamos conseguir el ascenso. Sería un logro enorme.
—Por cierto, una semana aquí le bastó para participar de titular y como capitán.
—Creo que lo han hecho por respeto, porque soy un hombre que puede transmitir su experiencia. He sido capitán prácticamente a lo largo de toda mi carrera. Creo mucho en Dios y me regaló esa fortuna.
—¿Esta primera experiencia en Europa se amolda lo que esperaba?
—No pensé que fuera así. Estoy agradecido a quien me recomendó, que es el papá de Nico Rodríguez, ‘El Chopo', con el que estuve en Estados Unidos, y a Carlos Fourcade, que lo que hizo por mí me llena de orgullo.
—¿Su periodo en Ibiza hasta cuándo se extiende?
—A nivel futbolístico vine para jugar la liguilla. Tengo una visa de tres meses y me gusta cumplir las reglas. No sé qué querrá después el club, pero creo que vamos a estar unidos. El Inter Ibiza va a entrar en la historia mundial con el récord Guinness de ser el primero que ficha al más veterano con un pase internacional.
—Lleva muchos años metido en el fútbol. ¿Con qué jugador se queda?
—Para mí, el mejor fue Maradona. En 2007 le conocí y uno aprendió de él en lo futbolístico. Aquí en España también hay y hubo grandes jugadores como Xavi, Cristiano, Butragueño... Ese hombre sí que hacía goles.
—Llama la atención que no nombre a Messi.
—Sí, por favor. Messi, Zidane... Tengo un sueño, que es poder ir a Barcelona y hacer un jueguecito con Messi, Suárez y Neymar. A veces, la gente me pregunta por qué no llegué arriba y es porque en el fútbol hay grandes estrellas. Yo llegué hasta el lugar que tenía que llegar y ser el más longevo es para mí una satisfacción plena.
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