FERRIOLENSE: 1
La calidad individual de los jugadores de la Peña Deportiva fue suficiente para cosechar ayer una cómoda victoria contra el Ferriolense por 3-1. Los peñistas dejaron el envite visto para sentencia en la primera parte, que concluyó con 3-0 en el marcador, merced a su efectividad ante la portería contraria.
Un equipo que se puede permitir el lujo no sólo de dejar en el banquillo a jugadores de la talla de Terán, Rubén Martínez, Pando y Hervé, sino también de no convocar a otros como Ramiro y Raúl Gómez, tiene que arrasar en el campo. Y eso fue lo que hizo el conjunto peñista, como si del temporal que a mediodía alcanzó los 100 kilómetros por hora se tratara, en la primera parte. Eso sí, no es que le sobraran ocasiones, pero las pocas que tuvo las transformó, que es lo que importa.
Que la primera ocasión de gol la tuviera Castell de cabeza a los nueve minutos no fue más que un espejismo. Acto seguido, los locales disfrutaron de su primer gran acercamiento, pero Piquero, cuando encaraba al portero en solitario, se entretuvo demasiado y Javi le arrebató la pelota. El cántabro no perdonó en la siguiente que tuvo, una acción similar en la que se quedó completamente solo tras un pase largo de Bernal. El delantero, esta vez, fusiló sin contemplaciones la portería para inaugurar el marcador.
Puntilla
El Ferriolense sufrió el ‘efecto gaseosa'. Perdió con el paso del tiempo toda su fuerza y convirtió a Torres en un mero espectador. Desde allí, el portero vio, al igual que el resto de aficionados, cómo los suyos sentenciaron el partido antes de descanso. Pau Pomar, de cabeza a la salida de un córner ejecutado por Bernal, y Ortiz, tras una bonita combinación con Piquero, apuntillaron a los mallorquines antes de tomar rumbo a vestuarios.
Tras el descanso, el partido decayó en todos los sentidos. Faltaron ocasiones y vistosidad, lo que provocó el bostezo en algún que otro espectador. Un penalti muy discutible cometido por José Carlos permitió al Ferriolense reducir distancias. A eso se unió que Javi, nuevo lateral peñista, se tuvo que retirar tras recibir un balonazo en la cara que le hizo desorientarse y requerir una ambulancia, por lo que la Peña encaró el último cuarto de hora con uno menos sobre el campo al haber gastado sus cambios.
Menos mal que Torres, que ya había estado a punto de parar el penalti, salvó los muebles en un cabezazo de Pons que pudo significar el 3-2 en el minuto 87. Eso permitió mantener la tranquilidad hasta el pitido final. Incluso Terán, en una preciosa escapada individual, rozó el cuarto gol. No fue necesario. Los tres puntos se quedaron igualmente en Santa Eulària, porque la calidad de sus jugadores así lo quiso.
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