Cardona, del Ciudad de Ibiza, sufre el desplazamiento de un jugador contrario en una acción del partido de ayer. | Toni Escobar

El Ciudad de Ibiza se tuvo que conformar con un empate –y gracias– contra el Esporles, un equipo inmerso en la zona baja de la tabla clasificatoria. El conjunto de Ibon Begoña no encontró la manera de controlar el partido. De hecho, si hubiera sido un combate de boxeo, los mallorquines habrían ganado a los puntos.

El partido no destacó ni mucho menos por su vistosidad. Encima, las ocasiones de gol llegaron a cuentagotas. Eso sí, los visitantes disfrutaron de las más claras, una en cada mitad. Nada más arrancar el encuentro, Gual se quedó solo contra el portero en la parte derecha del área. Cuando parecía que lo más fácil era marcar, lanzó por encima del larguero. Increíble, pero cierto.

El balance ofensivo de los locales se redujo a un lanzamiento de falta casi en la frontal del área que se marchó fuera. Tampoco es que el Esporles hiciera mucho más en estos primeros 45 minutos, pero sus aproximaciones parecieron llevar más peligro y una contra entre Rojas y Polo puso el corazón en un puño a los aficionados locales. Afortunadamente para ellos, este último no acertó a rematar el pase de su compañero.

El inicio del segundo periodo fue similar al anterior. La primera gran ocasión la tuvo el cuadro de Andrés Llistó en las botas de Hernández. El centrocampista recibió un pase entre líneas y se quedó absolutamente solo contra el portero a un metro del punto de penalti. Su lanzamiento, casi de primeras, lo desvió Carlos con una providencial estirada para convertirse en el héroe de los suyos.

La réplica la dio Ramos, pero su disparo se topó con Gaspar, que desvió la pelota a córner. El propio delantero del City volvió a probar fortuna en el minuto 66 con una volea algo escorada que el cancerbero despejó con acierto.

Hubo que esperar hasta prácticamente el pitido final para ver otra oportunidad de gol. Lo cierto es que no fue clamorosa, pero fue la que más cerca estuvo de acabar en gol. Frau decidió chutar desde lejos, muy lejos, y la pelota no acabó en gol de milagro. Su disparo raso pilló ligeramente descolocado a Carlos, que tocó la pelota con la mano derecha lo justo para que el esférico acabara estrellándose posteriormente en el palo.

Sin duda, el empate fue un mal menor para un Ciudad de Ibiza que no tuvo su día. No supo llevar el control del partido y no entrañó peligro arriba. Parece que empieza a acusarse la baja de Brian.