Christian coloca la pelota para que Fidalgo remate a la cancha del CAI Teruel.

El Ushuaïa Ibiza Voley se bajó ayer de la nube. El equipo ibicenco comprobó en sus carnes cuál es la realidad de los auténticos gigantes de Superliga al caer derrotado por 3-0 ante el todopoderoso CAI Teruel, actual campeón de la categoría y principal candidato al título liguero junto con el Unicaja Almería. Eso sí, quién sabe si la historia habría sido distinta con Ronchi y Dus, dos pilares que causaron baja por lesión.

El equipo ibicenco, que vio truncada su racha de cinco victorias consecutivas, sufrió el denominado ‘efecto gaseosa'. Comenzó a todo gas para acabar desinflándose progresivamente. De hecho, todo hacía indicar que se iba a hacer con el primer set del partido.

Su dominio en la primera manga fue brutal y absoluto, neutralizando a un conjunto turolense que no se sentía cómodo ante un rival de caché como el pitiuso.

Con Edmond Solanas a la batuta, el conjunto visitante se marchó al primer tiempo técnico con cinco puntos de ventaja (3-8). La distancia llegó a alcanzar los siete puntos (5-12 y 8-15). Sin embargo, el tiempo muerto solicitado por Carlos Carreño dio su fruto. Un parcial 11-4 devolvió el equilibrio al marcador (19-19). La jugada clave llegó con 22-23 para los ibicencos. Borges y Fidalgo se estorbaron a la hora de rematar un ‘regalo' en la recepción local y dejaron escapar la oportunidad de disponer de dos bolas de set. Un posterior remate de Barcala y un gran bloqueo del CAI acabó brindando la primera manga a los naranja.
Los pupilos de Toni Gino no daban crédito a lo sucedido en la pista. Dejar escapar siete puntos de renta duele. Y mucho. De hecho, los amarillos no asimilaron el golpe y fueron barridos con una facilidad pasmosa en el segundo set. No estaba claro si el cuadro local había metido una marcha más o si, por el contrario, era el visitante al que se le había roto la caja de cambios. La cuestión es que el 4-0 inicial y el 8-2 con el que se llegó al primer tiempo técnico no era más que un indicio de la que se le iba a venir encima al cuadro de Toni Gino. Juan Carlos Barcala acaparó todo el protagonismo y lideró el fusilamiento, que terminó con un contundente 25-10.

Con todo en contra, el Ushuaïa, en el que brilló Arthur Borges, no arrojó la toalla. Se rearmó y plantó cara a su rival en la tercera manga. Se mantuvo casi siempre dos o tres puntos abajo (16-13 en el segundo tiempo técnico) hasta que, en los momentos de la verdad, el CAI Teruel demostró por qué es el campeón. Se escapó de seis (21-15) y sentenció el partido.