Momento de la salida de los participantes en el circuito grande del Día del Pedal, ayer en la plaza Antoni Albert i Nieto de Eivissa.

Las calles de Eivissa ofrecieron durante la mañana de ayer una de esas estampas que se acercan más a la utopía que a la estricta realidad. Centenares de familias dejaron aparcados sus vehículos para disfrutar de una jornada de cicloturismo en el marco de una nueva edición del Día del Pedal. La marcha permitió contemplar un singular pelotón formado por mayores y pequeños con un mismo objetivo, pedalear en sintonía reivindicando un mayor fomento del saludable transporte que constituyen las bicicletas.

De todos los tipos y colores. Llamativas, especialmente, las de los más pequeños. Con cestos, bocinas o portando carritos. Incluso un Porsche adecuado para un benjamín o un rudimentario tándem para madre e hija se dejaron ver en la triple actividad, con base en la plaza Antoni Albert i Nieto, que propuso la concejalía de Deportes del Ajuntament d'Eivissa.

Un total de 1.525 personas, cifra muy similar a la del año anterior, tomaron parte en alguno de los tres circuitos diseñados por la organización. Los más dispuestos afrontaron un recorrido de 9 kilómetros por las principales calles y avenidas de la capital. Algo menos, cinco kilómetros, trazaron centenares de padres y madres junto a sus hijos. Para muchos fue su primera experiencia familiar en bicicleta sin tener que correr ningún peligro. Cerca de 80 personas, entre efectivos de la Policía Local, Protección Civil y voluntarios, velaron en todo momento por su seguridad.

También hubo tiempo para disfrutar de la ilusión y la felicidad que irradian los más pequeños de la casa cuando participan en actividades como el Día del Pedal. Decenas de niños y niñas completaron un circuito de 800 metros al ritmo de sus triciclos y mini mountain bikes.