Los de Miguel Ángel Ruiz salieron en tromba al terreno de juego, con una vocación ofensiva descomunal que trajo por la calle de la amargura a los visitantes. Un disparo de Diego Romero al larguero cuando sólo habían transcurrido tres minutos de juego era algo más que una declaración de intenciones. En el minuto 10, un tiro de Rotoló, tras una acción de Titi, se topó con el defensa debajo de la portería. Los fantasmas de Andratx, también llamado desacierto, volvían a planear en el ambiente, pero Winde, tras una asistencia de Baby, se sacó un zapatazo al palo corto para romper las tablas y poner fin a la falta de puntería.
Los mallorquines no querían saber nada del balón y se limitaban a defender. Aun así, gozaron de una buena ocasión en pies de Gaby, que disparó demasiado cruzado. Pero el que dominaba era el Formentera, cuyo juego encontró de nuevo recompensa en el tiempo de prolongación, con una diana de Baby similar a la de Silva contra Irlanda. 2-0 y rumbo a vestuarios. Mejor, imposible.
El Formentera siguió fiel a su estilo tras el asueto, buscando la portería de un Andratx a merced. Una volea de Titi la despejó con la mano un defensor, pero el árbitro no sancionó nada. Segundos después, Baby se plantó solo ante Dustin, pero lanzó al muñeco. Cuando más cerca estaba el 3-0 llegó el 2-1. Una contra, con una posible falta previa en la medular, la culminó Sebas tras un buen pase de Toni. Era el minuto 71 y el Formentera recibía así una dura bofetada. Tocado mental y físicamente, entregó la eliminatoria a pesar de jugar con uno más la recta final por la expulsión de Pere. El Andratx hizo su papel y se dedicó a perder tiempo. Winde, tras el pitido final, no supo aceptarlo y se tomó la justicia por su mano con Dustin. Mal hecho. Fue la segunda bofetada al fútbol de la tarde.
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