La UD Ibiza-Eivissa podría salir del oscuro túnel en el que se encuentra en estos momentos y que amenazaba con la extinción de la entidad. Antonio Stina, vicepresidente ejecutivo, anunció ayer mediante un comunicado de prensa que «con fecha 15 de febrero de 2010 ha llegado a un acuerdo con la sociedad inversora Gunther Group como nuevo socio de la UD Ibiza-Eivissa». En dicho comunicado también se señala que, próximamente, «se llevará a cabo la presentación oficial del nuevo socio en rueda de prensa».
Stina tiene previsto regresar este viernes a Eivissa y será entonces cuando se sepan más noticias de este nuevo socio inversor. «Por lo poco que sé de momento se trata de una empresa italiana que estuvo interesada en comprar un equipo de Tercera de su país pero que, al no poder hacerlo, apuesta ahora por la UD Ibiza. Su presidente es Maurizio Mian y es una persona con mucho dinero», declaró ayer Ibon Begoña, que señaló que la entrada de un socio inversor «es una buena noticia para el club, porque era totalmente inviable seguir en la competición si no llegaba una inyección económica. De todas formas, hay que esperar a que todo se haga realidad».
El Grunther Group es una empresa multinacional con sede en Toscana y que dirige la familia Mian-Gentil, que desde hace años opera en el sector de los fármacos. Puede ser la tabla de salvación del club.

Puig d'en Valls
El conjunto que entrena Onofrio Barone regresa a la competición este domingo en Can Misses ante el Puig d'en Valls. En principio, el equipo mantendrá la alineación de los últimos partidos; es decir, los tres jugadores que todavía siguen del primer equipo -los italisnos Andrea Ivan, Paradiso y Pietro Somma-, además de varios jugadores del primer y segundo juvenil de la entidad rojilla. Una vez que se confirme la entrada del nuevo grupo inversor italiano y se paguen las deudas con la Federación Balear, se podrán acometer fichajes.

El perro millonario, a escena
La historia que se esconde detrás de Gunther Group no tiene desperdicio. Un perro pastor alemán fue el encargado de heredar 137.000 millones de liras en 1993. La condesa alemana Carlotta Liebenstein dejó su herencia a su canino bajo la tutela de Gunther Group. La teutona, antes de morir, quiso pagar una deuda moral que tenía con Eneo Mian (farmacéutico) y su hijo Maurizio, que salvó la vida del perro. Eso sí, el supuesto testamento guardaba una sorpresa: una cláusula que para ingresar todos los millones, obligaba a Gunther Group a invertir en deporte, especialmente fútbol -la hija de la condesa, Klaus, jugaba en el Werder-, y espectáculo. El Bolonia fue el primer objetivo de la empresa.