El capitán de la UD Ibiza rompió su silencio ayer en Ultima Hora. Jonathan Ondina atraviesa una delicada situación en el club por el que apostó dejando atrás importantes ofertas de superior categoría. Después de cuatro meses defendiendo la elástica del Ibiza, incluso de haber renovado recientemente hasta 2012 en una clara muestra de confianza hacia los rectores italianos, el asturiano se aferra más con el corazón que con la cabeza al último plazo establecido por Antonio Stina, el próximo 10 de diciembre, como fecha límite para resolver la situación económica que asfixia a la plantilla y a la entidad.

«Todos saben cómo está el tema. Es una situación muy difícil y esperemos que por el bien del club y de todos se arregle el día 10. Quiero confiar en que llegue el dinero».

Última esperanza

Ése es el principal deseo de un jugador que fue padre en sus primeras semanas dentro del club de Can Misses. «Estamos sufriendo mucho todos por conseguir dinero. Somos conscientes de que el tema está muy complicado. Está claro que tengo una niña de cuatro meses y tengo la necesidad de darle de comer. Por la niña voy a luchar hasta el final», advierte el medio centro, que mantiene la esperanza de que se reconduzca el curso de la entidad. «Quiero confiar en que todo se arregle. Si no nos dan buenas noticias habrá que hablar con el club. La situación se volvería insostenible. Si no llega el dinero el día 10 y el contrato no se cumple habrá que hablar. ¿Si dejaría el tema en manos de mi abogado? Espero no tener que tocarlo y que se solucione por las buenas porque es algo desagradable», añade.

Los precedentes, sin embargo, no juegan a favor de la actual directiva. Ondina lo sabe y asegura que desea «seguir aparentando normalidad» e intenta «creer» que el día 10 de diciembre llegará la inyección económica. «Según lo que pase mi opinión cambiará», subraya el jugador.

Eso sí, Ondina defiende la «profesionalidad» de la plantilla, de la que reconoce que «hay jugadores que han pedido la baja y el club no ha querido darla». Pero niega cualquier tipo de falta de compromiso: «Llevamos más de cuatro meses entrenando todos los días, unos mejor que otros, como es normal. Cada partido estamos ahí y es cierto que se habla, porque hay preocupación, pero nadie puede negar la profesionalidad de la plantilla».