Rubén J. Palomo SANT RAFEL

El mundo de los sueños es un área tratada por multitud de estudiosos desde el principio de los tiempos. Sigmund Freud, neurólo y ensayista del siglo XIX célebre por su teoría del psicoanálisis, despertó a la sociedad de la época con su obra La interpretación de los sueños, un tratado cuyo argumento gira en torno al inconsciente y a la represión de los pensamientos. El ser humano, en opinión del autor austriaco, intenta eliminar del consciente sus sentimientos dolorosos y frustrantes y éstos pasan al inconsciente para manifestarse en los sueños.

La terapia que Freud puso en práctica con sus pacientes era tratar de mover esos pensamientos frustrantes hacia el consciente para permitir en el sujeto una catarsis que provocara una cura automática de su enfermedad.

En el caso del San Rafael el proceso ha sido similar, aunque en sus circunstancias el sueño no era ni mucho menos angustioso. El profundo deseo del equipo que conduce Mario Ormaechea ha sido, desde el primer encuentro de liga, alcanzar los puntos necesarios para conseguir la permanencia. El equipo, ya en la sexta jornada de competición, ha encontrado su particular catarsis; el miedo escénico de la categoría y su hándicap de club humilde y debutante se han esfumado.

Sus rivales ahora ven al conjunto de Ormaechea como el tapado del grupo. Ayer derrotó con muchísima facilidad a un histórico como el Poblense y ya es colíder con 14 puntos. El sueño de la permanencia tiene visos de ser una realidad porque los futbolistas creen feacientemente en ella. Y en que son superiores a sus rivales. En el encuentro de ayer el San Rafael pudo golear a su oponente, un equipo que sólo inquietó a Javier Seral en una ocasión en todo el encuentro. Un bloque que debe agradecer el 1-0 del marcador y que pudo quedar en evidencia ante un recién ascendido.

El partido arrancó con una tímida acción del Poblense con Yoni, su principal estilete, como protagonista, aunque su lánguido lanzamiento cruzado no merece el calificativo de ocasión. El San Rafael pasó a hacerse dueño del balón. Desde atrás, el equipo tomó la iniciativa y comenzó a enseñar sus sorprendentes galones de favorito. Pasado el primer cuarto de hora el equipo empezó a atascarse ante el autobús montado por Enric Cánoves, técnico del Poblense. En el 17', el colegiado anuló por fuera de juego un gol de Yoni en lo que significó la única oportunidad de peligro del cuadro mallorquín en todo el partido.

El encuentro se había enfriado, en oposición a la calurosa tarde en Sant Rafel, y la escasa profundidad en el juego de ambos equipos restó emoción al partido. Cuando se cumplió la primera media hora Javi botó una falta y Guillermo, solo en el segundo palo, cabeceó picado y Balti envió a córner con los pies. Era el primer aviso serio de los rafelers. El nuevo arreón del equipo local dio resultados. En el 38' Carlos Fernández ganó la línea de fondo y su pase atrás lo interceptó Amate con el brazo. El colegiado no vio penalti, pero sí su asitente. El ex del Eivissa convirtió la pena máxima y dedicó el tanto a su entrenador con un sentido abrazo.

En la segunda mitad el Poblense inició una apocada aunque lógica reacción que no se tradujo en ocasiones. Por el contrario, el San Rafael breó a su rival con constantes llegadas. En la segunda mitad el Poblense puso llevarse un saco de goles. Tomás probó en dos ocasiones suerte desde fuera del área. Salazar en el 44' se plantó solo ante Balti y mandó el cuero al poste. En el 50' fue Javi el que disparó desde la frontal tras un jugadón del equipo azulón. Poco después Julito, desafortundado todo el encuentro, envió por encima del travesaño y en el 62' Salazar volvió a disponer de una ocasión franca que no supo culminar.

Sin apuros en defensa, el San Rafael no era capaz de rematar la faena y el 1-0 se antojaba peligroso. En la recta final el bloque local gozó de otras cuatro aproximaciones de peligro mal resuletas por sus protagonistas y el Poblense no fue capaz ni de buscar el empate.

La sentecia no llegó, pero el San Rafael sumó tres nuevos puntos para afianzarse en la zona noble de la clasificación. Ormaechea y los suyos han interpretado el sueño de la Tercera división balear, y lo que es mejor, lo han hecho realidad.