El Real Madrid convirtió un partido de aspecto comprometido en un festín, aunque necesitase apretar los dientes durante treinta minutos antes de vapulear en el último cuarto al Kalise Gran Canaria (95-80). Los canarios ya han ganado en Madrid esta temporada, al MMT Estudiantes, y en las escasas jornadas que han discurrido desde entonces hasta esta segunda visita a la capital para verse con el Real se han consolidado como uno de los nombres relevantes del campeonato.

Corren tiempos de duda por el equipo blanco. La derrota encajada en casa del Pamesa Valencia le restó crédito a la racha de triunfos que había encadenado para empezar a levantar el vuelo. La presencia del Gran Canaria representaba, por tanto, un arma de doble filo. Pero, después de tres primeros cuartos igualados, las recuperaciones de balón de Llull, las consiguientes bandejas en contragolpe, los triples en instantes puntuales y el vendaval Reyes -veinte puntos y quince rebotes- sacaron del rectángulo al Gran Canaria.