Mientras el temporal arrecia en Can Misses, a escasos kilómetros de la sede del Eivissa disfrutaron ayer de una tarde de fútbol diferente los integrantes de la Peña Deportiva de Santa Eulària.

Con la tranquilidad que aportó la goleada sobre el Sabadell, nueve pupilos de Luis Elcacho (Rivas, Nacho Jara, Fonsi, Fofi, Ondina, Villodre, Adrián Ramos y David Gallo) acompañados por el cuerpo técnico y directivos como Javier Sisamón, acudieron al Centro Penitenciario de Eivissa, donde disputaron varios encuentros. Una forma de desconectar con la realidad deportiva del club de la Villa del Río para adentrarse en un mundo paralelo, muchas veces denostado por la sociedad, pero que merece momentos de distracción como los de ayer.

Por supuesto, lo de menos era emplearse a fondo en la pachanga, en la que participaron los futbolistas del primer equipo, incluido el segundo técnico Muriana, y más de una decena de internos, que disputaron tres partidillos de cuatro contra cuatro en el patio de la prisión. Lo único preocupante para Elcacho era un posible resbalón de sus jugadores, y es que la intensa lluvia que cayó en la tarde de ayer sobre Eivissa dejó prácticamente inundado el reducido escenario del encuentro.

Al término del mismo se llevó a cabo un coloquio en el salón de actos del recinto con aperitivo incluido, en el que el técnico de la Peña, Luis Elcacho, y el organizador de la iniciativa, Juan Mesa Labi, charlaron con los internos sobre diversos aspectos.

Protagonistas

Uno de los integrantes de la Peña, Nacho Jara, reconoció que ya había acudido en otra ocasión a una prisión como jugador del Granada y se mostró contento con este tipo de iniciativas: «Es bonito ver a la gente con la ilusión de jugar con nosotros y para ellos es distinto. Con esto te distraes un poco y es algo nuevo. Después de la victoria del domingo te alejas un poco de la zona de atrás y te olvidas un poco». Sobre su ex equipo, el Eivissa, aseguró que «con un par de resultados buenos, la cosa cambiará».

En el otro bando, uno de los internos que actuó de portero en la pachanga resumió las sensaciones de una tarde diferente en el Centro: «Es una forma de diversión, intentar pasarlo bien. Esto es una cárcel pero la rutina es diaria y esto es una diversión para nosotros».