El pivote defensivo Germán, de la SE Eivissa, pugna por el balón con un jugador del Sant Andreu en el partido del pasado miércoles.

La defensa de la SE Eivissa se ha convertido en una mina para sus rivales. El conjunto rojillo es el más goleado del grupo III de Segunda División B después de haber encajado nueve goles en tan solo cinco encuentros, es decir, casi dos tantos por partido, concretamente 1.8 dianas.

Esa fragilidad defensiva le ha conducido a la zona de descenso tras la disputa de la jornada intersemanal. El equipo de Joan Francesc Ferrer Rubi se encuentra actualmente en la decimoctava posición de la tabla con cuatro puntos y un bagaje de una victoria, un empate y tres derrotas, unos registros pobres para una plantilla del nivel de la ibicenca.

La SE Eivissa ha encajado un tanto más que el resto de conjuntos inmersos en la zona de descenso: el Benidorm, el Valencia Mestalla y el Atlètic Balears. Del resto de integrantes del grupo III, sólo el Terrassa, que es decimotercero, ha visto perforada su portería también en ocho ocasiones.

74 equipos por delante

En la clasificación de goles encajados de toda la Segunda División B, compuesta por 80 equipos, el conjunto rojillo se encuentra sexto, un dato que evidencia la descoordinación del sistema defensivo pitiuso. El Linares es el que en más ocasiones ha recogido el esférico de sus mallas, con 15 tantos, seguido del Antequera y el San Fernando, también del grupo IV, así como del Alcorcón y el Lorca, del grupo II, todos ellos con diez dianas recibidas. Acto seguido se encuentra la SE Eivissa, con nueve, siendo el único equipo que ha encajado esta cifra de goles. En el grupo I, los conjuntos que más tantos en contra tienen son el Lugo, la Real Sociedad B, el Marino Luanco y el Deportivo B, con ocho dianas.

El Gijón, el peor de todos

El fútbol español contiene tres categorías profesionales: Primera, Segunda y Segunda División B, que suman 122 equipos en total. En la tabla de tantos sufridos de todos estos conjuntos, el Eivissa sólo baja un puesto con respecto a la clasificación global de la categoría de bronce y gracias a que el Sporting de Gijón, al que en los dos últimos encuentros han metido 13 goles -seis, el Barça y siete, el Real Madrid-, ha recogido la pelota de la red 19 veces. Empatado con los rojillos está el Elche, de la categoría de plata, que tiene nueve tantos en contra.

Como dato curioso, cabe señalar que cinco de los ocho equipos más goleados se encuentran en zona de descenso: el Eivissa, el Lorca, el Linares, el Elche y el Sporting de Gijón. El resto se salva de la quema en estos momentos. Así las cosas, la estadística deja muy claro que a aquellos conjuntos que no se apliquen en defensa les espera un futuro bastante oscuro.

La Peña, otra historia

Por su parte, la Peña Deportiva de Santa Eulària funciona de sobra en defensa. De hecho, es el cuarto equipo menos goleado del grupo III con tres tantos encajados. Sólo es superada por el Sant Andreu (uno), el Villarreal B y el Gavà (dos).

La Peña Deportiva de Santa Eulària sabe cómo ahogar las penas. Varios miembros de la plantilla que dirige Luis Elcacho disfrutaron ayer de una sesión de relax en el hotel Fenicia, que a buen seguro sirvió para olvidar cuanto antes la derrota del miércoles ante el Terrasa (0-1), la primera en casa de la presente temporada. En concreto, quienes disfrutaron de esta sesión fueron los que jugaron contra el conjunto catalán anteayer, mientras que los que no lo hicieron se ejercitaron por la tarde. Elcacho valora este tipo de sesiones, puesto que «la semana está muy cargada de trabajo, con varios partidos en poco tiempo, y el agua es un gran sistema de recuperación. En las instalaciones de la Peña no tenemos estas posibilidades y la verdad es que el spa del hotel Fenicia, donde nos han atendido muy bien, vale la pena para recuperarse». El técnico afirmó que «sobre todo, esto viene bien para los que han acumulado dos partidos seguidos, puesto que, en vistas a un tercero, podrán tener las piernas un poco mejor». Sobre si se repetirá esta sesión, el entrenador deportivista indicó que «se podría intentar, pero tampoco es que vaya a ser algo habitual».