Con la miel en los mismísimos labios

Un disparo sobre la bocina de Rubio, solo ante el portero, pudo suponer el empate del Copisa Eivissa, que cierra el año sin haber puntuado, contra el Sant Esteve

Guillermo, del Copisa, pasa la pelota ante la oposición de Pujol, del Sant Esteve. Foto: MARCO TORRES

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Copisa Eivissa 27

Sant Esteve 28

COPISA EIVISSA: Gonzalo; Vendrell (8, 3p), Rubio(3, 1p), Bufi (1), Guillermo (4), Iván (1) y Alberto González (6, 2p) -equipo inicial-, Paco Serra (3), Alberto Vicente, Vicente Patricio y Carlos (1).

SANT ESTEVE: Flores; Jairo (3), Miguel (5), Roca (3), Ríos (2), Valdivia (5) y Falguera (1p) -equipo inicial-, Abelló, Oriol (1), Carrero (1), Pujol (2), Olivares, Muñoz (3, 1p) y Pérez (2).

Àrbitros: Oviedo y Calafell. Excluyeron a Pérez (2), Pujol, Olivares, Jairo, Iván, Vendrell, Rubio,

Parciales: 3-2, 5-4, 5-7, 6-10, 8-12, 12-14 (descanso), 15-16, 17-19, 20-22, 22-23, 23-24 y 27-28.

Incidencias: Es Pratet (100).

Tomás Sánchez Venzalá

El Copisa Eivissa tuvo ayer en sus manos la posibilidad de lograr su primer punto de la temporada ante el Sant Esteve Ses Rovires cuando Rubio, a falta de dos segundos para el final, se plantó absolutamente solo ante el guardameta Abelló. En ese momento, el destino de los ibicencos dependía de una moneda. O cara o cruz. Como viene siendo habitual, la suerte le dio la espalda a los pitiusos, que se quedaron congelados al ver cómo el portero les impedía estrenar su casillero de puntos. Tocó cruz, como siempre.

Ni que decir tiene que el equipo de Fernando Pastor realizó su mejor encuentro de toda la temporada. Los locales tenían ganas de poner fin a una racha que más que mala es nefasta y, de paso, dar un regalo de Navidad a sus incondicionales seguidores. Pese a estar siempre dentro del partido, hincaron la rodilla, pero el regalo a su afición, desde luego, lo hicieron, porque el derroche físico, la casta y el buen juego que ofrecieron los pitiusos fue un espectáculo para la vista.

Un 3-0 en tres minutos, con goles de Vendrell -el mejor de los locales junto a los porteros y el veloz Alberto González-, dejaba claro que ayer se iba a ver un partido distinto. El Sant Esteve no lo iba a tener fácil. Tras diez minutos por delante en el marcador, los visitantes remontaron y llegaron a gozar de cinco goles de ventaja (5-10, min. 19, y 8-13, min. 27), pero los locales sacaron su orgullo a relucir para reducir la diferencia antes del descanso (12-14).

Tras el asueto, el Copisa logró el empate en el 49' (22-22). El tirón de los catalanes (24-27, min. 57) no noqueó a los pupilos de Pastor, que se pusieron a tiro de uno a falta de 18 segundos, recuperaron la pelota a continuación y soñaron con el empate hasta que Abelló les abrió los ojos.