El trecho que va de la euforia a la decepción es muy corto. Eso es algo que descubrió ayer en sus propias carnes el Eivissa, que se las prometía muy felices en el último partido del año 2007 con el gol de Joan Castillo en el minuto 85, pero que vio cómo se le escapaban dos puntos en la última jugada del partido. El tanto visitante, tras una rápida contra resuelta por Pablo Suárez en el minuto 94, congeló Can Misses, que pensaba que le había tocado el gordo ante el Benidorm pero que al final tuvo que conformarse con el reintegro, un solo punto que, visto lo visto, sabe a poco, a muy poco.
La pasada jornada la pregunta era si el Eivissa había ganado un punto o si había perdido dos en su visita al campo del Alcoyano (0-0), en un partido en el que jugó en superioridad numérica los últimos 32 minutos de partido. Había opiniones en uno y otro sentido. Ayer no se planteaban dudas: el empate de ayer ante el Benidorm es un paso atrás. Y lo es porque el conjunto de Luis Elcacho se vio favorecido de nuevo por la expulsión de un rival, en este caso la del delantero Àlvaro del Moral, que se autoexpulsó tras agredir desde el suelo al centrocampista Rial en el minuto 69. Esa inferioridad numérica del rival la supo aprovechar el Eivissa para colocarse 1-0 en el marcador en el minuto 85, tras una falta indirecta dentro del área que Raúl Garrido tocó en corto sobre Joan Castillo, que armó un derechazo de esos imparables. Los locales habían hecho lo más difícil, batir a un Benidorm que, hasta entonces, se había mostrado impecable en labores defensivas. Pero falló en lo fácil, se confió en los últimos segundos del encuentro pensando que el rival ya había bajado los brazos y encajó un gol de esos que, como comentaba en el palco el presidente del Consell Insular, Xico Tarrés, te deja con cara de tonto.
Desde el inicio del choque se comprobó que al Eivissa le iba a costar mucho doblegar al Benidorm, un equipo bien plantado sobre el terreno de juego y que cuenta con peloteros de lujo como Alfredo, Expósito o Del Moral. Poco juego de creación y mucho fútbol defensivo habían sido la tónica hasta el minuto 69, en el que la roja de Del Moral revolucionó el partido. El Eivissa, hasta entonces inexistente en ataque, empezó a rondar la portería defendida por Emilio hasta que, una falta dentro del área señalada por el colegiado por pérdida de tiempo del guardameta visitante, supuso el gol de Joan Castillo en el minuto 85. Después de tanto sufrimiento para ponerse por delante en el marcador, pocos pensaban que el partido podía escapársele al conjunto ibicenco. No obstante, el Benidorm no se dio por vencido y aún se guardaba un último cartucho. Pablo Suárez, que había saltado al terreno de juego en el minuto 89, culminó una fulgurante contra iniciada por Alfredo, que habilitó a la derecha al lateral mallorquín Pablo Cendrós y cuyo centro al área remató sin oposición el delantero visitante. No hubo tiempo para más.
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