Nadal hundió psicológicamente a Hewitt para vencerle por 6-3, 6-1 y 7-6 (5) en dos horas y 21 minutos, dejando fijado un cuarto con claro sabor mallorquín, pues su rival será otro campeón en París, su paisano Carlos Moyá, que a sus 30 años se siente orgulloso por estar en esta ronda tras vencer al veterano sueco Jonas Bjorkman (35 años), por 7-6 (5), 6-2 y 7-5 en dos horas y 38 minutos.
Sin jugar un partido espectacular, sobre todo en los dos primeros sets, pero aprovechando al máximo su habilidad en tierra, sus deslizamientos, y control de bola, colocándola lo más alto posible, Nadal liquidó a quien ha sido una de sus bestias negras, para lograr la segunda victoria consecutiva sobre el de Adelaida este año, mucho más holgada y con mayor frescura que la que se anotó en la épica semifinal de Hamburgo.
Con el calor, los golpes de Nadal dificultaron que Hewitt pudiera controlar mejor, y además Rafa hizo caso de su entrenador y tío para no enfrascarse siempre en el revés de Hewitt, como le sucedió en Hamburgo. Varió más el juego y abrió la pista para que el australiano no pudiera tener el control. Hewitt, además, estuvo desconocido de inicio, ganando sólo tres puntos en los tres primeros juegos, uno de ellos con un ace y otro con un error no forzado del español. Desbordado por la velocidad de bola del español, vio esfumarse los dos primeros sets.
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