El técnico fue asistido por los médicos del Sevilla y Betis y posteriormente trasladado en camilla a una UVI móvil en los aledaños del estadio. Pocos minutos después el técnico recuperó la consciencia una vez atendido por los médicos.
El partido fue suspendido por el árbitro Undiano Mallenco, decisión que fue anunciada por megafonía a los aficionados que, en gran medida, habían abandonado ya las instalaciones deportivas. Poco antes, la policía tuvo que realizar una pequeña carga en los graderíos del gol sur.
Antes de que el público abandonara el estadio, algunos testigos presenciales dieron pistas a la Policía Nacional sobre la persona que lanzó la botella que golpeó en la cabeza a Juande Ramos. Sin embargo, un consejero del Betis, Josema Villarán, manifestó anoche, tras la suspensión del encuentro entre su equipo y el Sevilla, que: «lo único que puedo decir es que no hay constancia televisiva de que ninguna botella le haya dado a nadie».
La expedición del Sevilla abandonó el estadio bético cerca de las once de la noche en el autobús del club, mientras que su entrenador, Juande Ramos, pasó la noche en observación en un clínica, donde se encuentra consciente y haciéndose pruebas médicas tras el impacto de una botella que sufría durante el partido.
En el autobús sevillista se desplazaron los jugadores, técnicos y directivos, aunque los médicos del Sevilla se encontraban en la clínica junto al entrenador.
El autobús sevillista partió sin el delegado del equipo, Cristóbal Soria, ya que éste se quedó en el estadio para recoger una copia del acta del partido redactada por el árbitro del encuentro, el cántabro Alberto Undiano Mallenco.
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