El tradicional paseo por el Lago Rosa que pone fin al rally Dakar encumbró ayer a los franceses Cyril Despres y Stéphane Peterhansel, mientras que el letón Janis Vinters y el sudafricano Giniel de Villiers se impusieron en la etapa.
El triunfo de De Villiers supuso el décimo parcial de Volkswagen en el rally, lo que supone dos tercios del total, mientras que Mitsubishi, que ha dominado la general, no ha ganado ninguna etapa. El sudafricano superó en los 16 kilómetros cronometrados en las playas del Lago Rosa a su compañero de equipo Carlos Sainz en dos segundos, lo que privó al español de su sexta victoria, la cuarta consecutiva. En motos Vinters sumó su segundo triunfo parcial, siete segundos por delante del noruego Pal Anders Ullevanseter.
Pero todas las miradas eran ayer para los dos campeones, dos viejos conocidos de la carrera que vuelven a inscribir su nombre en el palmarés del mítico Dakar. Peterhansel lo hace por novena vez, lo que le convierte en el «Monsieur Dakar», el hombre que más veces ha pisado el escalón más alto del podium del Lago Rosa, seis veces en motos y tres más en coches. El francés ha ganado porque ha sido el que mejor ha sabido aferrarse a la carrera, sin ningún problema grave que le haya bloqueado en el desierto.
Esperó a que pasara el dominio inicial de los Volkswagen para dar el salto al primer puesto de la clasificación, una atalaya que no ha abandonado desde que los Tuareg naufragaron en la octava etapa y dejaron franco el camino de los Montero. Luego sólo tuvo que aguantar la presión de su compañero, compatriota y amigo Luc Alphand, que pareció conformarse con el segundo puesto y ni siquiera forzó su máquina para superar a Peterhansel.
No se repitió la historia del año pasado, cuando Peterhansel se estrelló contra un árbol a falta de cuatro etapas para el final, lo que dejó en bandeja el primer triunfo de Alphand. El veterano Jean-Louis Schlesser completó el podium de coches, un mérito para un experimentado piloto que planta cara a los grandes equipos. Parco en palabras y en gestos, serio y concentrado, «Monsieur Dakar» subió a ese podium que tan bien conoce para agradecer su victoria a Henri Magne, el copiloto de Nani Roma que falleció el pasado verano en el rally de Marruecos.
Más sonriente y dicharachero estaba Despres en el Lago Rosa, donde debió recordar las sensaciones de 2005, cuando logró su primer triunfo. El francés evocó los problemas que ha atravesado durante el rally, las dos averías en la caja de cambios que a principios de la prueba le distanciaron de los mejores y parecieron dejarle fuera del reparto de premios. Pero también se acordó de Marc Coma, su principal rival, el hombre que le habría arrebatado el rally de no haber sido por la desafortunada caída en la penúltima etapa larga, entre Kayes y Tambacunda.
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