BARCELONA: Jorquera, Belletti, Oleguer, Puyol, Sylvinho, Edmilson, Deco, Xavi (Gabri, min. 60), Ronaldinho (Giuly, min. 62), Larsson (Ezquerro, min. 75) y Eto'o.
ESPANYOL: Iraizoz, Sergio Sánchez, Lopo (Moisés Hurtado, min. 54), Jarque, David García (Jofre, min. 60), Costa, Zabaleta, Juanfran (Pandiani, min. 45) Luis García, Domi y Tamudo.
Goles: 1-0, minuto 20, Jarque, en propia puerta. 2-0, minuto 50, Ronaldinho.
Àrbitro: Esquinas Torres (comité madrileño). Amonestó con cartulina amarilla a Zabaleta.
Incidencias: Partido correspondiente a la 37 jornada de Liga, disputado en el Camp Nou ante 87.952 espectadores, la segunda mejor entrada de la temporada en el campeonato de Liga. Los jugadores del Espanyol recibieron con el tradicional pasillo de homenaje a su rival por el título de Liga recientemente conseguido.
Efe
Un Barcelona tan festivo como relajado venció sin demasiado esfuerzo al Espanyol (2-0) en el último partido de la temporada en el Camp Nou, un derbi extraño por los objetivos y ambiciones de unos y otros que acabó premiando al campeón de Liga frente a un equipo sin confianza que ve en peligro su permanencia en Primera. El conjunto azulgrana cerró la Liga ante su público de una manera brillante. No se empleó a fondo, pero le alcanzó para imponerse a su rival ciudadano en un ambiente de fin de curso que deparó un encuentro demasiado tenso para el Espanyol y demasiado relajado para el Barca.
Falto de fe, el Espanyol se dejó vencer por el peso de la historia. Existe ya toda una generación de españolistas -24 años- que no ha visto a ganar a su equipo en el Camp Nou, y no hay demasiados indicios de que la tradición se rompa. El primer gol fue el ejemplo perfecto del desarrollo del partido. El Barca lo encontró sin buscarlo. Ronaldinho controló el balón en el costado izquierdo del área rival y Eto'o le dobló para enviar el esférico al punto de penalti. Y después de dos rebotes -Sergio Sánchez y Jarque-, se coló entre las piernas de Iraizoz. Por delante en el marcador, el Barcelona se dedicó a templar el partido, como si ya hubiera cumplido su trámite. Miró siempre a la portería rival porque es su razón de ser, pero no apretó el acelerador. Hubo incluso despistes mayúsculos, fruto de la relajación, caso de Edmilson o Deco. Pero el Espanyol no recogió el guante. Lo intentó, pero le faltó completar sus jugadas. Y sobre todo, fe. El conjunto blanquiazul se vino definitivamente abajo cuando Ronaldino estableció el 2-0 definitivo tras un rechace de Iraizoz a disparo de Larsson en el minuto 50.
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