BARCELONA: Valdés (*), Belletti (**), Puyol (**), Oleguer (*), Sylvinho (*), Xavi (**), Edmilson (**), Deco (**), Giuly (**), Ronaldinho (*) y Etoo (*).
Cambios: Márquez (*) por Belletti; Gabri (-) por Deco y Larsson (-) por Giuly.
BETIS: Contreras (*), Oscar López (*), Melli (*), Nano (*), Castellini (*), Varela (*), Arzu (*), Miguel Àngel (*), Xisco (*), Fernando (*)y Dani (***).
Cambios: Israel (*) por Varela; Rivera (*) por Arzu y Lembo (*) por Oscar López.
Arbitro: Undiano Mallenco (Colegio Navarro). Amonestó por el Barcelona a Giuly, Deco, y a Nano y Óscar López por el Betis.
Goles:
1-0. Minuto 15, Etoo.
1-1. Minuto 23, Dani.
1-2. Minuto 28, Dani.
Europa Press|BARCELONA
El Barcelona se hizo con la sexta Supercopa de España de su historia en un partido vibrante en su primera mitad y que fue perdiendo ritmo con el paso de los minutos, ante un Betis ordenado y firme, pero sin fe y que echó de menos el talento de jugadores como Joaquín, Oliveira o Edú en sus mejores fases.
El lastre del partido de ida (0-3) acabó siendo demasiado pesado, porque el Betis, más centrado en superar la ronda previa de la Liga de Campeones, nunca vio claras sus opciones y presentando un equipo más rocoso que creativo.
El Barca fue a lo suyo y lo quiso hacer bonito, sabedor de que muy mal lo tendría que hacer para poner el título en peligro. Los jugadores azulgrana deleitaron con ráfagas de un buen juego plagado de detalles de otra época, aunque les faltó continuidad.
Sin embargo, poco les costó a los jugadores tomarle el pulso al partido. Ni el horario, ni el desdibujado césped, ni la maratoniana asamblea de socios del Barca que sirvió de aperitivo impidieron que los equipos se pusieran manos a la obra desde el pitido inicial.
Así se planteó un partido abierto, agradecido de ver, con mucho ritmo, propio de dos bloques más interesados en jugar a la pelota que en aprenderse de memoria las teorías de la pizarra.
En casos así, los goles no suelen tardar, y la final de la Supercopa no fue una excepción. Al Barca, dueño del partido en los primeros compases, le tocó golpear primero. Y para hacerlo, se agarró a su mejor argumento, el balón. Lo tuvo, lo abrió por las bandas, se lo escondió al Betis y, sobre todo, lo adornó, porque el Barca se gustó, consciente de que el 0-3 de la ida le permitía regalarse.
Por eso empezó Ronaldinho a enseñar de nuevo su gama de frivolidades: tacones, ruletas, bicicletas, de todo con tal de agradar al público. También Eto'o empezó revolucionado, cayendo a banda y pidiendo el balón, y el premio le llegó pronto, en el minuto 14, cuando aprovechó un enredo de Melli para lanzarse hacia la meta de Contreras, alzar la cabeza con toda la calma del mundo y cruzar la pelota a la red.
Adrenalina pura, delantero vivo y pícaro como pocos, Dani culminó diez minutos después del 1-0 una jugada tan sencilla como peligrosa, que nació en una posible falta de Miguel Angel a Ronaldinho, que continuó con un balón muy abierto a la banda derecha para que Xisco lo colocase en el área pequeña. Allí esperaba Dani, hambriento de gol, para empatar la contienda y aliviar el dominio del Barcelona.
A los de Rijkaard ni les dio tiempo a reaccionar, porque apenas cinco minutos después, volvieron a hacer de las suyas. El Barca sigue siendo un equipo implacable en campo contrario, pero sigue presentando errores incomprensibles en defensa, como el que dio lugar al 1-2: ni Oleguer ni Sylvinho atinaron a despejar un balón inocuo colgado al área, y por allí volvió a aparecer Dani para driblar al defensa brasileño y batir de nuevo a Valdés.
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