El vallista ibicenco, a la izquierda de la imagen con el metal, entró tras el francés Doucouré en una carrera muy apretada.

Marco Torres|ENVIADO ESPECIAL
Felipe Vivancos dio ayer un paso de gigante en su carrera deportiva al lograr, en una carrera de infarto, el subcampeonato de Europa de los 60 metros vallas en el flamante nuevo Palacio de los Deportes de Madrid. Con un tiempo de 7"61, a una sola centésima del récord nacional que el mismo posee junto con Javier Moracho, el vallista ibicenco del Pitiús obligó a correr de lo lindo al nuevo campeón continental, el francés Ladji Doucouré, que con 7"50 se colgó el oro. El bronce fue para el sueco Robert Kronberg, en una carrera en la que hubo cuatro salidas nulas y, por tanto, tres atletas descalificados. Elmar Lichtenegger, primero, Stanislav Olijar, segundo, y Sebastién Denis, tercero, formaron otro trío, aunque este muy triste, pues fueron descalificados en cada una de las tres salidas nulas que se sucedieron a la primera, obra del alemán Blaschek, que fue último (quinto en esta accidentada carrera) con 7"68.

Los ocho atletas clasificados para la final estaban preparados a la hora prefijada, 18'15 horas, para disputar la prueba. En medio del concurso de altura y en el impás entre los concursos de triple salto femenino (bronce para Carlota Castrejana) y longitud masculina (oro para Joan Lino Martínez), los jueces se dispusieron a dar la salida a la final de 60 vallas. La primera fue nula, obra del alemán Blaschek. Los nervios empezaban a acumularse entre los participantes y, también, entre el público, pendiente una vez más de una prueba en la que figuraba un español. La segunda volvía a ser nula y esta vez uno de los ocho debía irse a la calle. Fue adjudicada al austríaco Elmar Lichtenegger, con un tiempo de reacción ilegal. Dispuestos ya a dar la salida por tercera vez, atletas, público y jueces acumulaban más nerviosismo y expectación. De nuevo salida nula y un gran ¡oh! inundó el pabellón mientras la tensión crecía para conocer quien sería el segundo descalificado. A todo esto, el francés Doucouré pedía calma entre sus compañeros de final. La salida nula fue adjudicada al letón Stanislav Olijar, con lo que la final se quedaba sin dos de los favoritos al triunfo y con tan sólo seis atletas.

La cuarta salida, con los nervios a flor de piel en todo el mundo, volvió a ser nula y en esta ocasión obra del francés Sebastién Denis. Así la final se quedaba con sólo cinco corredores y una tensión enorme acumulada en todos ellos. Al fin, la quinta fue la buena, con un Felipe Vivancos saliendo de forma espectacular. Primero junto al francés Doucouré en la primera valla, el galo mostró una elocuente expresión de asombro y sobresalto. «Se ha quedado blanco, comentaba el vallista ibicenco al término de la prueba con su habitual lenguaje gráfico. Sobre las vallas Vivancos iba muy fino, con la misma intensidad que desplegó en el Memorial Cagigal, el día que igualó el récord de Moracho con 7"60. Todo fue bien, aunque el francés empezaba ya a escaparse, hasta que el ibicenco tropezó con el cuarto obstáculo, frenándole lo suficiente para evitar que cayera la plusmarca más vieja de atletismo español. Entrando en la zona lisa y la línea de meta Vivancos echó el resto y en la rampa posterior a la llegada sus gestos eran elocuentes. Sabía que había conseguido una medalla. Tras bajar de la rampa, agitando los puños cerrados, se acercó a su entrenador, Luis Miguel Calderón, al que abrazó efusivamente. Después la lógica alegría y a atención a los fotógrafos. Tras él, tercero, entró el sueco Kronberg, con 7"65, mientras que Phillip Nossmy, también sueco, era cuarto con el mismo tiempo y el alemán Blaschek, quinto.