Un autogol y un penalti inexistente derrotaron al Albacete en Son
Moix ante un Mallorca que tuvo más problemas de los previstos para
sumar tres puntos claves en su batalla particular para eludir el
descenso.
El joven Tuni fue determinante en la victoria «rojilla». Jugó
una gran segunda parte y por su banda, la izquierda, abrió las
puertas del triunfo local.
El «Alba» no engañó a nadie: jugó como un equipo que sabe de sus
limitaciones, pero que también es consciente de que arriba cuenta
con jugadores desequilibrantes, Redondo, Pacheco y Mark González
entre ellos, como para amargar la tarde a cualquiera. Cúper ha
tocado muchas teclas en el equipo, pero sigue sin hallar la
solución a unos problemas que parecen insolubles. Ante el Albacete,
el técnico argentino sólo varió la banda derecha -Cortés sustituyó
a Ramis- con respecto al equipo que empató 0-0 en Málaga. Lo demás
siguió igual.
El Mallorca se atasca en Son Moix, le cuesta un mundo reaccionar
con el marcador en contra y su juego carece de profundidad y
precisión. Llega bien hasta las tres cuartas partes del campo, pero
a partir de ahí empiezan sus problemas.
Un autogol de Buades, tras un remate de Tuni, abrió las puertas
de la reacción del Mallorca en la segunda parte. Antes, Cúper había
decidido prescindir de Cortés en el lateral derecho, retrasó a
Campano y puso a Jorge López con el objetivo de dar más profundidad
a esa banda.
Un penalti dudoso de Montiel a Tuni (min. 71) fue aprovechado
por Luis García para poner al Mallorca en ventaja ante un Alba
desbordado por las circunstancias y que ya había perdido el control
de las acciones. Parte de culpa en ello tuvo la sensacional segunda
parte del mallorquín Tuni, que se hizo amo y señor de la banda
izquierda.
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