ESPAÑA (25+18+24+27): Calderón (19), Navarro (17), Jiménez (3), Gasol (29), Garbajosa (12) -cinco inicial-, De la Fuente (2), Reyes (2), Fernández (6), Dueñas (2) y Comas (2).
ESTADOS UNIDOS (25+19+30+28): Iverson (16), Marbury (31), Jefferson (6), Odom (11), Duncan (9) -cinco inicial-, Boozer (12), Marion (8), Wade (4), James (-), Anthony (3) y Stoudemire (2).
Àrbitros: Aylen (AUS) y Reyes Ronfini (MEX). Excluyeron por personales a Odom (m.35) y Jiménez (m.40).
Incidencias: Encuentro correspondiente a los cuartos de final del torneo masculino de baloncesto de Atenas 2004 disputado en el OAKA Indoor Hall ante unos 19.000 espectadores.
Jorge Muñoa|ATENAS
Stephon Marbury jugó lealmente contra España y su letal muñeca clasificó a los Estados Unidos para las semifinales olímpicas, con 31 puntos de caballero que su técnico, Larry Brown, afeó con un tiempo muerto, indigno, prohibido en el mundo del baloncesto, cuando el partido ya se había resuelto y sólo quedaban segundos (90-100). Brown faltó al respeto a España y a su propia selección. Esa acción es tabú. Ganó, pero como un rufián. El seleccionador español no pudo contenerse y al finalizar el choque se lanzó a por él. Le tuvieron que agarrar en la banda para que el asunto no pasase a mayores. La derrota dolía. El tiempo muerto de Brown insultaba.
Hasta entonces, el planteamiento táctico de Mario Pesquera buscaba sacar a los americanos de la pintura para cortarles la inagotable fuente de puntos que para ellos significa el rebote ofensivo. España acopló sus defensas alternativas para blindar la zona aún a costa de ceder, intencionadamente, tiros cómodos. Eso le costó una molesta factura en triples, pero también le libró de las segundas opciones de lanzamiento debajo del aro, un arma letal en manos de la selección de USA, que cuando incrusta a sus postes en la zona destroza todo lo que encuentra a su paso.
El tremendo acierto de los estadounidenses desde el triple en el primer cuarto dio miedo. Cinco de seis. Parecía un riesgo suicida concederles tiros tan abiertos. Sin embargo, el conjunto español sabía lo que hacía. Antes o después el cansancio bajaría los porcentajes del rival. Además, lo importante era el rebote y, al mismo tiempo, tener fluidez ofensiva. Bien, pues los subcampeones de Europa cubrieron ambos objetivos. El 25-25 del primer cuarto no deja lugar a la discusión. Cincuenta puntos en diez minutos tampoco entran todos los días. Pau Gasol y Juan Carlos Navarro dieron ejemplo con descaro ofensivo para que España perdiera cualquier posible complejo.
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