27/08/04 0:00
Fernando Fernández|ATENAS
A más de uno se
le fue el hambre después de ver cómo España volvía a quedarse a un
paso de dar la auténtica campanada de los Juegos. Lo intempestivo
de la hora del partido - capricho de la consentida NBC- invitaba a
aplazar hasta tarde el almuerzo. Y valió la pena el esfuerzo.
Porque Gasol exhibió sus credenciales NBA en un partido que sólo él
podía ganar. El poderío interior de Estados Unidos y la muñeca de
Marbury -31 puntos y 4 asistencias- resultaron un arma letal para
Pesquera y los suyos, que tampoco pudieron contar con los árbitros
como ligeros aliados. No era el momento, pues los norteamericanos
-una sombra de sí mismos en la primera fase- no podían marcharse
con las manos en los bolsillos.
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