ROS CASARES (14+18+18+22): Elisa Aguilar (15), Marta Fernández (11), Amaya Valdemoro (15), Trisha Fallon (5) y Michelle Van Gorp (6). -cinco inicial-. Lucienne Berthieu (10), Kedra Holland (8) e Ingrid Pons (2).
21 de 41 en tiros de dos; 4 de 16 en tiros de tres y 18 de 22 en tiros libres. 25 rebotes (19 defensivos). 13 faltas cometidas.
SALAMANCA (11+19+12+25): Nuria Martínez (2), Iziane Castro (28), Amra Dapo (11), Marina Ferragut (7) y Julia Goureeva (8). -cinco inicial-. Lidia Gesteira (0) y Taru Tuukkanen (11).
19 de 42 en tiros de dos; 8 de 13 en tiros de tres y 5 de 7 en tiros libres. 28 rebotes (22 defensivos). 21 faltas cometidas.
Àrbitros:Àngel de Lucas y Rubén Sánchez. Sin eliminadas.
Carlos Román
La historia le reservó ayer un hueco al Ros Casares. El equipo valenciano se adjudicó en Son Moix su tercera Copa de la Reina consecutiva y acreditó ser el mejor plantel que habita en el baloncesto nacional pese a que su nivel estuvo muy por debajo de lo que había mostrado en las jornadas anteriores. El Perfumerías Avenida de Salamanca fue digno adversario y llegó a plantar cara porque supo neutralizar muchas de las virtudes de las valencianas. Sin embargo, acusó la presión en los momentos cruciales y sus jugadoras más determinantes apenas tuvieron presencia sobre la pista. La exhibición de Iziane Castro no fue suficiente y al cuadro salmantino no lo quedó más remedio que asumir el papel de subcampeón pese a que forzó la máquina hasta que el crono agotó sus esperanzas (72-67).
El pulso despertó entre una férrea defensa de ambas formaciones que derivó en un tanteo rácano y en un rosario de lanzamientos demasiado forzados que nunca llegaban a nada. El Salamanca apretó los dientes dentro de la pintura y complicó mucho la papeleta a las jugadoras interiores del Ros que caminaron siempre un escalón por debajo. Marina Ferragut y sobre todo Julia Goureeva, borraron del mapa a Van Gorp y a una inédita Trisha Fallon, pero su equipo sufría en la dirección del juego y el perímetro no era un argumento válido para seguir avanzando. En este tramo comenzaron a ser visibles las dificultades de Nuria Martínez, que siempre fue a remolque en su duelo con Elisa Aguilar. La joven base catalana había adoptado un rol decisivo en la competición y era la verdadera referencia del plantel sobre la pista. En cambio ayer, le pudo la presión y su mocedad se tradujo en unos números demasiado escasos -jugó todo el partido pero sólo anotó dos puntos y perdió seis balones- para aspirar a levantar la Copa. El otro argumento al que se había aferrado el Perfumerías, la bosnia Amra Dapo, sólo aparecía por momentos y sus compañeras lo notaron. Aún así, las charras mantenían el tipo y cerraron el primer parcial de forma igualada (14-11).
En el segundo cuarto, el choque se animó desde la línea de 6.25. Aguilar afinaba su muñeca con tres triples, pero las salmantinas conservaban sus opciones gracias a la respuesta de Ferragut y Castro (26-23). Precisamente esta última tuvo que abandonar la pista poco después a causa de una lesión muscular y el grupo charro se resintió aunque no lo hiciera inicialmente. Dapo y Tuukkanen otorgaron la primera ventaja a las de José Ignacio Hernández (26-28), pero Marta Fernández equilibró la situación y el Ros alcanzó el descanso con el gobierno del marcador (32-30) aunque se hallaba todavía muy lejos de su versión más brillante.
El nacimiento del tercer cuarto puso contra las cuerdas a las salmantinas. La conexión Fernández-Valdemoro disparó al grupo valenciano con un parcial de 7-0 que les trasladó a una ubicación privilegiada. El Perfumerías Avenida estaba obligado a pisar el acelerador, pero la ausencia de notícias sobre Nuria Martínez forzó a Castro a tirar del carro azulón y el resultado fue más aceptable. La escolta se atrevía con todo y pese a que exhibía todavía una ligera cojera que menguaba sus condiciones, se burló siempre que quiso de sus rivales y sostuvo de forma magistral a su conjunto. El Valencia, mucho más compacto en esa fase, fue acumulando una renta importante en pequeñas dosis y estuvo a punto de liquidar el partido medio gas. Dos triples convertidos por Dapo y Castro conservaron la emoción de la final y presagiaban un último cuarto lleno de sobresaltos (50-42).
La finlandesa Tuukkanen, que pese a su gran aportación se había largado del encuentro asfixiada por las personales, reapareció para advertir al campeón que aún no había amarrado el título. Un triple suyo que vino acompañado de dos tiros libres abrieron los ojos del Ros Casares, pero las charras no aprovecharon plenamente la acción y primero Holland y después Marta volvieron a poner tierra de por medio para tranquilizar los ánimos de su técnico (60-49) a falta de algo más de cinco minutos.
Después de que Dapo recortara terreno desde la línea exterior, la francesa Lucienne Berthieu reclamó el protagonismo que le había faltado al juego interior levantino y fue minando a su oponente que por entonces se había encomendado totalmente a la inspiración de Castro y a algún chispazo de Marina Ferragut. La propia Castro llegó a su mejor momento cuando el partido agonizaba y puso el marcador en un puño gracias a tres acciones que metieron el miedo en el cuerpo al Ros Casares (66-62). Un triple fallido de Ferragut concedió un fugaz alivio a las levantinas y Castro dio otra vuelta de tuerca cuando restaban 20 segundos (70-64). Fue ahí donde Amaya Valdemoro ejerció de líder y clausuró competición asegurándose además el MVP. Ganó el mejor aunque no hiciera mucho por demostrarlo.
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