Jorge Muñoa - INDIANÀPOLIS
La selección española acabó la primera fase del Mundial invicta en un partido de tramité frente a Angola, la sorpresa del Grupo A, donde el equipo español se ha erigido en gran dominador y ha postulado su candidatura al podio de Indianápolis 2002. España mantuvo la concentración y la intensidad defensiva de la que todo el campeonato habla, sobre todo después de utilizarla como guillotina de los yugoslavos, con el mérito añadido de hacerlo frente al rival, a priori, más débil del grupo, aunque luego ha demostrado ser mejor que Canadá, al que derrotó en la primera jornada y, además, ha logrado el pase a la segunda fase.
Este tipo de encuentros son un arma de doble filo. En primer lugar, la selección jugó con el pase de ronda garantizado. En segundo término, aún flotaba en el aire la resaca por el sensacional triunfo sobre los actuales campeones del mundo. A pesar de todo, los hombres de Javier Imbroda apostaron por la misma línea de seriedad, sin cometer el error de menospreciar a los dueños del cetro africano.
Además, el seleccionador español confirió un tono utilitarista al partido para, por ejemplo, rodar a Pau Gasol y permitir que el alero de los Memphis Grizzlies progrese en su preparación física bajo condiciones de fuego real, ya que aún necesita ponerse a la misma altura que los demás jugadores después de superar la rotura muscular sufrida al principio de la preparación mundialista. A partir del descanso, el banquillo manejó la situación hasta el final mezclados con alguno miembro habitual del quinteto base, certificaron el liderato del Grupo A y mantuvieron a España invicta.
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