En la expedición francesa ponen todas las precauciones a la
recuperación de Zidane y afirman, por boca del seleccionador, Roger
Lemerre, que no estará si no es en plenas facultades físicas. Pero
la forma en la que el número 10 chuta con la pierna izquierda
llenan de interrogaciones su rendimiento en la pista. Francia
prefiere a un Zidane en el campo, aunque no esté en plenitud de
forma, que un equipo sin él.
Es la última oportunidad de los campeones del mundo, que deben
ganar por una ventaja de dos goles para garantizarse el paso a
octavos. Y aunque parece que recuperan a Zidane, deberán solventar
las bajas del lesionado Frank Leboeuf y de los sancionados Emmanuel
Petit y Thierry Henry.
Todo apunta a que en la defensa Lilian Thuram ocupará plaza
junto a Marcel Desailly y Vincent Candela jugará en la banda, lo
que retrasará el debut de Philippe Christanval en el Mundial. En el
centro del campo, el elegido será Claude Makelele, que disputará su
primer partido mundialista, y en el puesto de Henry entrará
Christophe Dugarry.
Frente a ellos, el capitán Marcel Desailly aseguró que esperan
un equipo defensivo «once jugadores cerrados en su campo», una
versión que los daneses niegan y cuyo seleccionador coloca a
Francia como «favorita del grupo A», pero que no renunciará al
ataque.
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