2 COREA: Woon Lee, Jin Choi, Hong, Tae Kim, Eul Lee, Song, Nam Kim, Park, Yoo, Hwang y Seol
Cambios: Ahn por Hwang, Chun Lee por Yoo y Cha por Seol.
0 POLONIA: Dudek, Hajto, Bak, Waldoch, Michal Zewlakow, Kozminski, Kaluzny, Swierczewski, Krzynowek, Zurawski y Olisadebe
Cambios: Kryszalowicz por Zurawski, Klos por Bak y Marcin Zewlakow por Kaluzny.
Àrbitro:
Oscar Ruiz. Mostró la tarjeta amarilla al coreano Park y a los polacos Krzynowek, Hajto y Swierczewski.
Goles:
1-0, Minuto 26, Hwang.
2-0, Minuto 53, Yoo.

Iñaki Duque BUSAN
La selección de fútbol de Corea protagonizó el mejor debut posible en su Mundial e hizo realidad el sueño de todo un país al lograr, tras imponerse a Polonia, su primera victoria en sus seis participaciones en la fase final de la más importante competición futbolística.

Los hombres de Guus Hiddink quisieron rentabilizar desde el principio la ventaja de jugar con un público entregado e inmutable y creyeron en sus posibilidades. Su fe fructificó en el minuto veintiséis con un gol de bella ejecución que instaló la fiesta en la grada y enloqueció a todo un país. Eul Lee centró desde la izquierda y Sun Hwang disparó a bote pronto para alojar el balón en la portería, muy ajustado al poste.

La incapacidad de reacción se apoderó de los polacos ante sus rivales, que jugaban al máximo de sus posibilidades -posiblemente por encima de ellas- y no dejaban resquicios. Los centroeuropeos no encontraban ninguna vía por la que avanzar. Cada intento de penetración polaco era taponado por un jugador coreano mucho antes del área. El portero Woon Lee solo aportó sus aplausos en toda la primera mitad. Polonia pasó a ejercer de dominador en la segunda parte, pero lo hacía sin excesivo criterio y con nulo peligro. La defensa coreana contenía sin apuros a sus contrarios.

Lejos de presagiarse el empate, era Corea la que parecía en disposición de ampliar la renta. En el minuto 49, un duro disparo de Park fue enviado a córner por Jerzy Dudek con una ágil réplica.

Sin embargo, cuatro minutos después, el guardameta del Liverpool fue incapaz de neutralizar, pese a tocar el balón, el derechazo desde fuera del área de Sang Yoo, que escribía con su gol un capítulo casi definitivo de la más hermosa historia del coreano.