Conchita Martínez defiende hoy las últimas esperanzas del tenis
español en Wimbledon y lo hace contra una jugadora de 17 años, Lina
Krasnorutskaia, que ha crecido a la estela de su compatriota Anna
Kournikova, aunque parece destinada a ganar antes un título que la
«Lolita» del tenis.
La campeona de 1994 es la única de los 26 representantes del
tenis español que ha logrado llegar a la segunda semana de
Wimbledon, y lo ha hecho perdiendo únicamente un set en tres
partidos. No obstante, sus temores aumentan a medida que avanza el
torneo pues una lesión en su talón de Aquiles derecho que arrastra
desde hace ocho meses la impide desplazarse con tranquilidad. En su
décima actuación en Wimbledon y después de cinco años sin alcanzar
los octavos de final, la aragonesa quiere saborear de nuevo el
éxito.
Para ello se ha cuidado al máximo y vive en una casa alquilada
cerca del club y mantiene un régimen dietético en el que la carne
ha desaparecido de sus menús. «Me niego a comer vaca loca mientras
que esté aquí, y eso que soy muy carnívora», dijo, y ella misma
prepara sus comidas, a base de pasta, ensaladas y sopas.
Supervisada de nuevo por el holandés Eric van Harpen, con quien
logró el título individual hace siete años, la aragonesa también
continúa en el cuadro de dobles, donde hace pareja con la yugoslava
Jelena Dokic y donde ha alcanzado los octavos de final. Su rival es
una joven con muchas ambiciones.
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