El catalán ha ganado cinco títulos ATP (Indian Wells, Gstaad,
Kitzbuehel, Washington y Toulouse), y el campeonato de España. A
ello hay que sumar la medalla de plata en dobles en Sydney, junto a
Albert Costa, y la final de la Copa Davis. Un historial que se
agranda con las semifinales en Sydney y Roma, además de alcanzar
los cuartos de final en Roland Garros, Montecarlo, Scottsdale y
París-Bercy, una súper sesión, cerrada ayer.
Carlos Moyá tuvo su gran oportunidad de romper su racha fatídica
contra Alex en pista cubierta. El mallorquín no ha podido nunca con
él en los tres enfrentamientos anteriores en esta situación, las
dos finales de los Masters de Hannover, La Coruña (1998) y la de
este año en Toulouse.
Corretja se le atraganta, quizá porque sabe restar su potente
servicio que el primer día le sirvió para levantar dos bolas de
partido contra Albert Portas, o porque siente renovar sus fuerzas
cuando tiene a un campeón de Roland Garros enfrente.
El encuentro comenzó con una guerra por comprobar quién golpeaba
más fuerte. Corretja no quería pasar demasiado tiempo sobre la
pista y jugó como se debe en rápida: golpe de fondo y aproximación
con revés cortado, y certera volea a continuación. De inmediato se
comprobó que su táctica era la apropiada. Una ruptura en el sexto
juego (4-2) le dio la ventaja necesaria para cerrar este parcial en
40 minutos.
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