Zhivanevskaia, campeona europea de esta distancia, había ganado
el lunes el bronce en los 100 espalda y era seria aspirante, al
menos, a repetir metal en los 200. Pero estuvo fuera del podio de
principio a fin de la prueba: en los 50 metros era cuarta, en los
100 era quinta y fue sexta de ahí a meta.
Fue un mal día para Zhivanévskaya, que primero se vio envuelta
en una desagradable polémica por el supuesto trato de favor que,
según otros nadadores, recibe de la federación y que luego quedó
más lejos del podio de lo presumible. Antes de la prueba, mientras
esperaba el aviso de entrada en la piscina, se la vio nerviosa,
saltando y colocándose el gorro de una y mil maneras, mientras sus
rivales permanecían sentadas y atentas al televisor.
Con tanta seguridad se esperaba la medalla, que la reina Sofía y
la infanta Cristina con su familia se acercaron al Aquatic Centre
de Sydney, y el presidente del Comité Olímpico Español, Alfredo
Goyeneche, fue la persona designada para entregar los trofeos.
Pero Goyeneche tuvo que repartirlos entre la rumana Diana
Mocanu, oro con tiempo de 2:08.16, la francesa Roxana Maracineanu,
plata con 2:10.25, y la japonesa Miki Nakao, bronce con 2:11.05.
Mocanu, que ya había ganado los 100, quedó por detrás de
Zhivanévskaya en ambas pruebas en los Europeos del pasado julio. Se
cierra así la participación española en natación.
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