El Cricket Ground de Melbourne será el escenario, a las 17.00
horas locales, de las primeras escaramuzas olímpicas
protagonizadas, en este caso, por las compatriotas de Rivaldo y
Ronaldo en duelo de razas con las suecas de rubios cabellos. Dos
días después, el gigantesco estadio de Sydney, con capacidad para
110.000 espectadores, acogerá la solemne ceremonia inaugural.
Por primera vez en la historia los deportistas olímpicos podrán
ser sometidos a controles sanguíneos indiscriminados para la
detección de sustancias prohibidas y especialmente de
eriotropoietina (EPO), el producto de moda, hasta ayer
indetectable, entre los especialistas en esfuerzos de larga
duración.
Los escándalos de dopaje que han jalonado la historia olímpica
reciente, particularmente el del canadiense Ben Johnson tras la
final de 100 metros de Seúl 88, pusieron al COI ante la necesidad
de implantar controles sanguíneos complementarios de los
tradicionales de orina para descubrir a los tramposos.
Cualquiera de los 15.000 atletas que asistirán a los Juegos
Olímpicos puede ser requerido en cualquier momento por un equipo
médico para que deposite muestras de sangre y orina, de acuerdo con
la norma aprobada el primero de agosto pasado por la Comisión
Médica del Comité Olímpico Internacional en Lausana.
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