El Barcelona, líder de primera división, tiene hoy una ocasión
histórica para dejar a su más acérrimo rival, el Real Madrid, a
nueve puntos en la clasificación siempre que los azulgrana vuelvan
a demostrar su solvencia futbolística ante un equipo con un fútbol
dubitativo. La euforia se ha instalado en el Camp Nou. En los días
previos al encuentro, las estadísticas favorables se han repetido
hasta la saciedad. El Real Madrid ha perdido catorce de los últimos
dieciséis clásicos disputados en la ciudad condal, una racha que
los de Louis van Gaal esperan aumentar.
Además, existen diferencias entre el estado futbolístico de un
equipo y otro. El Barcelona sólo ha tenido un contratiempo en toda
la campaña (derrota 2-1 ante el Alavés) y desde entonces ha firmado
buenas actuaciones, mientras que el equipo de John Benjamin Toshack
perdió en su último partido disputado (2-3 ante el Valencia en
Madrid).
A todo ello se añaden las importantes bajas de los blancos.
Roberto Carlos y Fernando Hierro, dos de los puntales defensivos
del Real Madrid, no jugarán y Toshack deberá recomponer sus piezas
para ofrecer un buen dispositivo defensivo precisamente en la
demarcación que más dudas despierta su equipo.
El Real Madrid es una de las peores defensa del campeonato, ya
que ha encajado nueve goles (uno menos que Valencia y Real Sociedad
y tres por debajo del Atlético de Madrid), y se medirá al mejor
ataque de la Liga (14 tantos en seis encuentros).
La principal novedad del Barcelona se encontrará en la
delantera. Luis Figo puede ser uno de los jugadores
desequilibrantes de su equipo junto con la pareja Patrick
Kluivert-Rivaldo. El encuentro, la septuagésima edición del
«partido del siglo», registrará un lleno absoluto (más de 100.000
espectadores).
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