El olímpico de Sevilla se deshizo en aplausos y vítores hacia los
cuatro medallistas españoles en los VII Campeonatos del Mundo de
atletismo de Sevilla. Abel Antón (maratón) y Niurka Motalvo
(longitud) la consiguieron de oro; Yago Lamela (longitud) la logró
de plata, mientras que Reyes Estévez (1.500) se llevó el bronce más
valioso de la historia de esta prueba en los mundiales. Los cuatro
dieron una vuelta de honor y en agradecimiento al público
sevillano, minutos antes de la clausura.
Ese mismo público que aplaudió a rabiar a los españoles, así
como a todos los atletas que lo dieron todo en la pista, fueron la
clave en la ceremonia de clausura de estos mundiales, los últimos
del milenio.
Los atletas salieron al tartán y escucharon el discurso de Primo
Nebiolo, presidente de la IAAF, que pidió al Rey Juan Carlos I que
diese por finalizados los mundiales de Sevilla. Después de nueve
días, en los que se ha puesto a prueba la afición al atletismo en
nuestro país respecto a otros deportes, cabe destacar la gran
afluencia de público al estadio, afluencia que aumentaba a medida
que pasaban las jornadas. Los españoles que no lograron todas las
medallas que se preveían estuvieron siempre bien arropados. Lo
mismo sintieron Maurice «El fenómeno» Greene y Michael Johnson.
El fin de fiesta lo disfrutaron todos y la autenticidad del
mundial de atletismo se retira hasta Edmonton (Canadá) en el
2001.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.