En la instantánea se puede ver a la princesa con un estilismo muy salvaje compuesto por un collar de estilo africano, una camiseta negra de tirantes y un maquillaje en tonos oscuros. Con esta agresiva imagen, en blanco y negro, busca luchar contra la caza furtiva.
«¡El cuerno de rinoceronte no es guay!», ha escrito Charlene en la publicación en la que pide que «pongamos fin a las atrocidades que ponen en riesgo nuestra preciosa vida silvestre».
La nadadora olímpica se encuentra en Sudáfrica, país del que no puede salir por una infección de oídos. Ella misma explicó que no podrá viajar hasta octubre: «Se necesita tiempo para abordar el problema que estoy teniendo. No puedo forzar la curación, así que estaré en Sudáfrica hasta finales de octubre».
En el mes de junio se cumplieron diez años desde que Alberto II y Charlene de Mónaco se dieron el «sí, quiero» en una ceremonia civil y luego religiosa. Su boda estuvo rodeada de especulaciones, incluso sobre un intento de fuga de la novia, pero la pareja ha demostrado en este tiempo estar por encima de la polémica.
Charlene era nadadora profesional y él todavía príncipe heredero cuando sus caminos coincidieron en el año 2000 en un campeonato internacional en el Principado. Sus mellizos, Jaime y Gabriela, nacieron en diciembre de 2014. Fueron sus primeros hijos en común, y el tercer y cuarto vástagos para el soberano, que tenía ya otros dos reconocidos y nacidos fuera de su matrimonio, por lo que carecen de derechos sucesorios.
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