Este año, tal y como explicó el presentador del acto, Toni Marí Rota, la recaudación obtenida de las rifas efectuadas durante la velada se destinará a amueblar el local que la Colla podrá estrenar el próximo mes de enero. «Nos han cedido una sala en la antigua escuela de sa Bodega», explicó Carment Tur en los primeros compases de un acto que empezó con cierto retraso. «¡Hay que venir a la hora!», espetaba con severidad y cariño a la vez al alcalde de Vila, Rafa Ruiz, que llegaba cuando la colla organizadora apenas había iniciado la velada con una demostración de ball pagès.
No había tenido casi tiempo de acomodarse en su butaca, cuando el primer edil de la ciudad era invitado por Rota a subir al escenario para brular es corn. El presentador ya había anunciado alguna inocentada y parecía que había llegado el momento. Ruiz manifestó que nunca había soplado caracola alguna, pero aceptó el desafío y lo superó... como buenamente pudo.
Tras el alcalde, Jesús y Andreu dieron una auténtica exhibición de los distintos sonidos que pueden salir de dichos caparazones: el toc d'avalot, la brulada para vender pescado o la de burla, sonidos que hicieron las delicias de un público que no solo llenaba las butacas de la carpa sino que se agolpaba de pie hasta el exterior.
A las brulades le siguieron los ucs, redoblats, perfèdies, xeremies y cançons glossades, como la de Antonia y Maria Ribas, de Sant Jordi, cantos todos ellos que recogen las estampas costumbristas del mundo rural pitiuso con una nota marcadamente humorística.
Finalizada la xacota, los integrantes de la colla y el público pudieron difrutar de una chocolatada popular para la que se emplearon 60 litros y que estuvo acompañada por unos 60 kilos de coca pujada. Por otra parte, Eulària Escandell Escandell se hizo con el primer premio del concurso de salsa navideña, organizado por el Ayuntamiento y en el que participaron 17 personas.
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