Un sector, el del comic destinado a las mujeres que, según el comisario de la muestra y uno de los propietarios de una de las colecciones más importantes de España, Joan Ramis, «es uno de los más infravalorados actualmente a pesar de que se lanzaron más de 20.000 ejemplares y durante muchisimos años tuvo la misma repercursión e importancia que el tebeo que se hacía pensando en los niños».
No en vano, durante varias décadas se crearon colecciones de títulos que forman parte de la memoria colectiva de generaciones enteras de españolas como Claro de Luna, Pecosa, Rosas Blancas, Mis chicas, o Azucena, la más popular con más de 1.200 ejemplares y que se editó desde 1946 a 1971, «suponiendo la segunda colección más larga del cómic español después de la archiconocida Roberto Alcázar y Pedrín».
Y eso por no hablar de personajes casi míticos como Esther, que se introdujo en prácticamente todos los hogares desde 1974 a 1981. «Supuso todo un boom y su éxito se debió a que fusionaban con gran acierto un dibujo de buena calidad con historias, sencillas, románticas y divertidas protagonizadas por personajes que muchas chicas soñaban con ser porque eran elegantes, de clase media y alta, y disfrutaban con el deporte, las fiestas o los cócteles», explica Joan Ramis.
Amplia colección
Así, hasta el próximo 10 de octubre, de martes a sábado de 17.00 a 21.00 horas, el visitante podrá encontrarse con auténticas joyas. Por ejemplo, gracias a la colección de Joan Ramis, el Far de ses Coves Blanques acoge el primer ejemplar que se hizo de tebeo femenino en España, uno de Mis chicas correspondiente a 1941, y el último, de Pecosa, y editado en diciembre de 1987. Además, los nostálgicos podrán reconocer ejemplares dibujados por Rosa Galcerán, Carmen Barberá o Trini Tinturé, «los mejores ilustradores durante muchos años».
Eso sí, Esther, supone casi la mitad de la exposición «porque ha sido las más solicitada por las mujeres de cierta edad». «Es un fenómeno y un poco complicado de explicar porque se trata de un cómic que nació en Inglaterra, que se hizo popular en España a partir del año 1974 gracias al dibujante Pura Campos, que se escribía en Inglaterra y que tenía casi las mismas historias que se contaban en otros países, aunque suavizadas por el ojo del censor», explica Joan Ramis mientras asegura con una sonrisa que «eran tebeos que pasaban por todos los hijos de la familia, sin importar si eran hombre o mujeres».
Sin embargo, todas aquellas colecciones fueron decayendo hasta que firmó el acta de su defunción aquel septiembre de 1987, cuando vió la luz aquel último número, el 47 de la colección, al precio de 150 pesetas. Afortunadamente, ahora, 28 años después, vuelven a estar de actualidad gracias a Joan Ramis, el Ayuntamiento de Sant Antoni, y la III Mostra del Cómic de la localidad.
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