La mejor manera de conocer los sitios es caminando y más aún si se hace a través de sendas rurales que guardan un valor histórico y cultural. Esa es la otra cara de Eivissa, la que pretende dar a conocer Grup de Coneixement del Medi cada sábado, durante ocho excursiones anuales comprendidas entre octubre y mayo. Una iniciativa que nació en 1994 gracias al Institut d'Estudis Eivissencs, con el fin de preservar la cultura y la lengua catalana.

«El objetivo de estas excursiones está destinado a conocer el terreno y eso ayuda a que se respete y valore más la isla», según indica Josep Antoni Prats, uno de los organizadores y guía de esta área. Rutas pensadas para todo aquel que disfrute paseando y observando el medio ambiente que agrupa rangos de todas las edades, desde niños hasta personas mayores, «incluso han venido mamás con sus bebés a cuestas», comenta Josep Ribes, que lleva más de diez años asistiendo.

La excursión de esta semana reunió a más de 50 personas en su recorrido por Vénda de s'Àguila, en Sant Vicent de sa Cala, a lo largo de un camino con un alto componente biogeográfico y paisajístico. Pero su programa es muy amplio y variado, e incluye desde salidas extraordinarias de un fin de semana a Dénia, hasta otras de mayor dificultad, como la de febrero a Cala Llentrisca por cuestas próximas a acantilados. Todo ello se especifica tanto en su web como en su facebook, donde además se suben fotos y comparten comentarios.

Esta difusión ayuda a que después de veinte años continúen siendo tan populares, no sólo porque se conocen lugares nuevos, como apunta Florinda Hortelano, sino también por el valor social que ello implica. «Al final nos terminamos conociendo todos y formamos un grupo de gente unidos por una misma afición», comenta Xavi Durán, fotógrafo profesional.

El único inconveniente con el que se encuentran eventualmente estos senderistas es con algunos caminos, de paso público, que han sido cortados por la construcción de fincas que obstaculizan el paso, según afirma Vicent Torres. Pero esas dificultades ocasionales no enturbian la predisposición de estos excursionistas amantes de la naturaleza. Por eso, «se prevé que sigan en el futuro, siempre que haya ganas y gente que acompañe», concluye Prats.