«Todavía tenemos que hacer un balance detallado de esta primera edición. Hemos detectado algunos errores, pero la buena respuesta y la demanda general nos anima a repetir, quizás no cada año», afirmaba el coordinador del encuentro, Òscar Parés.
Sin embargo, no cree que se programe una nueva convocatoria en Eivissa, a pesar del éxito de asistencia registrado: «Hemos tenido muchas demandas para replicar esta experiencia en otros países, aunque todavía no hay ninguno asignado y es muy pronto para hablar de ello», añadía.
En la clausura del congreso, Parés manifestó que los resultados «han superado las expectativas iniciales» y destacó que hayan recibido unas 600 personas de todo el mundo.
Y es que la mayor sorpresa para los convocantes fue la enorme repercusión internacional del evento: «Sabíamos que Eivissa tiene una gran capacidad de convocatoria a nivel internacional, por eso elegimos este lugar, pero no esperábamos que viniera tanta gente de hasta 50 países distintos», comentó Parés, especialmente impresionado por la gran cantidad de visitantes del mundo anglosajón, destacando la presencia de personas de Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Además de la buena respuesta de público, el también subdirector en España de ICEERS, la entidad que ha convocado el congreso, valoró la calidad de la propuesta, con 11 mesas redondas centrales que ocuparon el auditorio principal, pero además con más de 60 ponencias alternativas en las salas anexas y la proyección de una veintena de películas –algunas de ellas estrenadas mundialmente para la ocasión- a lo largo de los tres días que duró el encuentro. «El Congreso quería responder muchos de los interrogantes, desde la perspectiva occidental, que genera una substancia que se ha usado en pequeñas comunidades indígenas y que en los últimos 25 o 30 años se ha abierto al mundo y se ha globalizado», explica Parés.
En este sentido, el coordinador del evento considera que se ha ofrecido «una gran riqueza de contenidos con diferentes niveles, partiendo de lo más técnico y académico pero incluyendo también otras aproximaciones procedentes de la creciente comunidad que envuelve la ayahuasca, formada por gente que quizás no está investigando desde una universidad, pero que han aportado sus experiencias y nuevas vías de acercamiento a esta substancia».
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¿Qué pinta aquí Sánchez Dragó? Este señor no parece haber extraído ninguna enseñanza de estas sustancias. Por lo menos su sensibilidad y empatía hacia otros seres vivos es nula, si no no podría disfrutar de ver como hieren, torturan y desangran hasta la muerte a un animal inocente. Señor Dragó, váyase usted a Tordesillas o a la plaza de las Ventas, que como psiconauta no tiene ninguna credibilidad.