El trato cercano y profesional del personal ha hecho que este bar tenga varios clientes fieles. | Toni Planells

TW
0

A principios de los años 90, Bartolo Guasch estuvo construyendo en los terrenos contiguos a su casa el local que en 1998 abriría sus puertas como Pastelería Blanca Dona. «Desde que estaban aquí al lado los militares, tenía pensado que una pastelería sería un buen negocio en la zona», recuerda Bartolo respecto al gremio en el que decidió embarcarse con el local que «fui construyendo poco a poco, los domingos y días de fiesta en los que no tenía que trabajar».

Una pastelería que se convertiría en un punto de referencia para el colegio ubicado a pocos metros del local, regentado por Marilina y María José Escandell, sobrinas de Guasch.

Cambio de sector

En 2005, las hermanas Escandell abandonaron el negocio, que a partir de entonces se orientó al sector hostelero. «Hice bastantes reformas», recuerda Guasch respecto a la reconversión del local, que desde entonces se convirtió en la Granja Cafetería Blancadona.

«Como mi oficio es el de constructor, siempre he alquilado el local», explica Guasch, que reconoce que el negocio «pasó por distintas manos, pero nadie supo sacarle provecho hasta que llegó María, una mujer gallega, excelente cocinera, magnífica camarera y muy trabajadora».

En esta etapa, que duró cinco años y que terminó con la llegada del COVID-19, la cafetería cambió de nombre para llamarse ‘La Yaya’. Un nombre que conservaría hasta 2023 aunque, tal como reconoce Guasch, «volvió a pasar por distintas manos que no supieron llevarlo bien del todo y el negocio no llegó a despegar».

Nueva era

El cambio definitivo llegaría en 2023, cuando Leticia Brian y su pareja, Francisco, se fijaron en el potencial del establecimiento y decidieron apostar por él. «Lo primero que hicimos fue una reforma intensiva para cumplir con todas las exigencias de sanidad, darle un buen lavado de cara y un cambio de imagen», recuerda Leticia, que también cambió el nombre del negocio.

«Decidí ponerle ‘Es Barri’, en eivissenc, porque estamos en Ibiza y para cambiar de etapa y comenzar desde cero», explica la propietaria. «Leticia ha conseguido que vuelva a ser un negocio en condiciones», reconoce Bartolo mientras felicita a la nueva propietaria.

Entre los cambios que implementó Leticia también se encuentra, tal como explica ella misma, «la reforma de la cocina y, sobre todo, el esfuerzo por ofrecer un buen servicio». Un buen servicio que brinda junto a su plantilla, formada por Diana, Vani, Cintia y Leti, con Cati y Miguel en la cocina.

«Antes no se hacían tapas ni platos como hacemos ahora», explica Leticia respecto a la oferta de su negocio.

Una oferta que ha convertido a Es Barri en el punto de referencia del polígono para todo un crisol de perfiles de clientela. «Tenemos desde los trabajadores de las naves hasta los profesores, padres, madres y niños del colegio, además de la gente que viene de la funeraria», describe Leticia.

Noticias relacionadas

Pedro había trabajado en el polígono y, tal como explica, «desde que nos cambiamos de lugar, sigo viniendo siempre que puedo, dos o tres días por semana.

Jaume tiene su negocio de mecánica náutica en una de las naves vecinas de Es Barri desde hace cuatro años. «Desde que lo lleva Leticia, vengo todos los días, tanto a desayunar como al menú del mediodía con mis trabajadores».

«Al mediodía hacen unos platos que van más allá del típico pollo con patatas. Está muy bien, y mi favorito es el tartar de atún», reconoce Jaume, mientras Ramón coincide con él respecto a que «el trato es perfecto, por eso venimos cada día».

Ramón trabaja en otra nave vecina, la de Los Valencianos, junto a Pepe, que incide en que «el ambiente y el trato son especiales. Vengo casi todos los días a hacer el ‘kit-kat’».

Cerca de Es Barri se encuentra también el matadero, donde trabajan Pedro, Pablito, Álvaro, Dani ‘des Trull’ y Vicent, que, tal como asegura el primero de ellos, «venimos dos o tres días a la semana a desayunar. Desde que lo lleva Leti, nos cuidan y el trato es muy familiar».

«Aquí estamos a gusto y los bocatas y las tapas son espectaculares», añade Pablito, mientras Álvaro subraya que el local «ha revitalizado la zona, ha convertido un polígono en un barrio».

Respecto a la familiaridad de Es Barri, Dani ‘des Trull’ explica que «cuando tenemos que hacer horas extra en el trabajo, solo tenemos que llamar y nos traen el bocata enseguida».

Los compañeros de Vicent le otorgan el título de «viejo gruñón» entre risas cuando reconoce que «aunque me gusta todo lo que hacen, me gustaría que hubiera más variedad en las tapas y que hicieran más a menudo los bocadillos de ‘carn rostida’ y de hamburguesa».

Sin embargo, ante los reproches de sus compañeros, «¡ya no nos van a invitar más a chupitos!», Vicent reconoce que «este bar, desde su renovación, ha hecho barrio».

«He visto progresar la zona desde que llegué en 2009 y no tengo duda de que Leticia la ha hecho progresar», añade Vicent ‘Ros’, que recuerda que «durante la primera época de ‘La Yaya’ también estuvo bien, pero siempre tuvo altibajos».

«Vengo a desayunar y a comer muy a menudo, pero la cosa les va tan bien, que ahora hay días en los que me parece que hay demasiada gente», reconoce Ros, destacando el éxito de la fórmula de Leticia.