Un hombre ha sido condenado a trece años y seis meses de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una menor, hija de la mujer con la que convivía, según la sentencia a la que a tenido acceso Efe.

La sentencia de la sección séptima de la Audiencia de Málaga, con sede en Melilla, aplica la agravante de prevalimiento, porque el condenado se aprovechó de su situación de superioridad, confianza o potestad con respecto de la víctima, que tenía 7 años cuando comenzaron los abusos en 2010.

Además, condena a F.M. a penas accesorias de inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena, prohibición durante 17 años y 6 meses de acercarse a la menor a menos de 500 metros e imposición de la libertad vigilada durante 5 años cuando salga de prisión, con obligación de asistir a cursos de reeducación sexual.

El tribunal establece también una indemnización de 40.000 euros a la víctima por los daños morales y psicológicos causados, más el pago de costas, incluidas las de la acusación particular.

La sentencia se puede recurrir en casación ante el Tribunal Supremo, en un plazo de cinco días a partir del día siguiente a su última notificación.

F.M., de 36 años y sin antecedentes penales, mantenía una relación sentimental con la madre de la menor, nacida de un matrimonio anterior de la mujer.

La pareja, ambos militares de profesión, vivían juntos en Melilla, donde tuvieron dos hijos, una niña y un niño.

La sentencia considera probado que el hombre abusaba de la menor cuando la madre estaba fuera de casa o dormida profundamente, ya que tomaba medicinas contra la depresión.

El hombre instaba a la menor a que no dijera nada porque por su condición de militar tenía una pistola, además de una catana.

Además, el fallo recoge que el condenado mostraba a la chica películas pornográficas en un ordenador portátil en el que tenía más de un centenar de archivos de contenido sexual, algunos con menores.

La chica, que requirió tratamiento psicológico por ansiedad, tenía 7 años cuando comenzaron los abusos en 2010, de los que no alertó hasta tres años más tarde al contárselos a una amiga, cuyo padre se lo hizo saber a la madre de la chica.

La acusación particular, ejercida por la madre, pedía 18 años y 9 meses de cárcel, mientras que la Fiscalía reclamaba 15 años y la defensa la libre absolución.

Durante el juicio celebrado a puerta cerrada el pasado febrero, la menor y su madre declararon por videoconferencia desde Granada, donde residen en la actualidad.

Tras la revelación de la niña, el acusado pasó mes y medio en prisión hasta que pagó una fianza de 6.000 euros, además de haber estado seis meses suspendido de empleo y sueldo antes de recuperar su trabajo, en el que fue ascendido en el escalafón militar.

Además, la madre supo por los profesores de su otra hija, que tuvo en común con el acusado, que la niña tenía comportamientos extraños y un psiquiatra determinó que también pudo haber sufrido abusos sexuales, lo que fue denunciado ante la Policía en Sevilla, donde se fueron a vivir inicialmente tras dejar Melilla.