Ésta es la versión de Jesús J. S., quien desde este lunes se sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid por un delito de homicidio, un delito de violencia habitual, un delito de maltrato en el ámbito familiar y un delito continuado de amenazas. Se enfrenta a una petición fiscal de pena de veinte años de cárcel.
El juicio ha arrancado este lunes con la selección del Jurado Popular y con la exposición de los hechos por parte de las partes personadas en la causa.
Está previsto que la declaración del procesado tenga lugar este martes entre fuertes medidas de seguridad y con la presencia de agentes antidisturbios, dado que el caso enfrenta a dos clanes diferentes de familias de etnia gitana. De hecho, ya hubo problemas en instrucción entre ambas familias, según han informado fuentes jurídicas.
Antes del inicio de la vista, el abogado defensor, Carlos Sánchez, ha expuesto que su cliente es «inocente» de todos los delitos de los que se le acusa, entre ellos de someter a su mujer a un maltrato continua desde que se inició su relación. De hecho, el hombre sometió a la joven a varios episodios de violencia durante su embarazo, según sostiene el fiscal.
«Lo que ocurre es que hubo una discusión. La mujer se apeó con el vehículo en marcha y se golpeó. Estoy plenamente seguro de ella y nuestra línea de defensa es de pedir su absolución», ha destacado el letrado. «Se cayó con un fatal desenlace», ha insistido.
En contra de esta tesis, el abogado de la familia de Tamara ha recalcado que los informes forenses no corroboran la versión del procesado, aseverando que existen «elementos más que suficientes que verifican su culpabilidad».
Además, ha incidido en el hecho de que hay que analizar los antecedentes de lo ocurrido, ya que hay pruebas nutridas en el sumario que demuestran que la joven era víctima de violencia de género.
«Los vecinos y la familia son testigos de los golpes y de las amenazas que sufrió Tamara. Ella no denunció. Solía salir a la terraza a pedir auxilio y los vecinos llamaban a la Policía. Peor no denunció», ha explicado el abogado Aurelio Aranda Alcocer.
Según el fiscal, el acusado mantenía una relación sentimental de dos años y tres meses de duración con Tamara S. B., que contaba con 23 años de edad. Ambos, casados por el rito gitano, convivían con el hijo menor de ellos dos, de 18 meses de edad.
En este contexto familiar, el acusado sometió durante «todo el transcurso de la relación de pareja a la mujer a constantes actos de hostigamiento, controlando aspectos personales de vida, como las personas con las que se relacionaba y las comunicaciones que mantenía con ellas».
Según el fiscal, «la situación de sometimiento y control también la ejecutaba profiriéndola constantes humillaciones, menosprecios, culminando con agresiones físicas, golpeándola por todo el cuerpo, lo que causó en ella un permanente estado de angustia, ansiedad, desasosiego y temor, generando este comportamiento en el núcleo familiar una situación de temor y depresión».
Entre los constantes episodios de violencia física y verbal se ha acreditado que durante el embarazo de la mujer llegó a golpearla y a tirarla por las escaleras. En otra ocasión, en 2014, le agredió en el rostro dejándolo amoratado y sin que la joven recibiera asistencia médica alguna. Meses antes, le golpeó en las piernas con una silla, causándole serias heridas. Ninguno de estos hechos fue denunciado, según apunta el fiscal.
Ante esa situación, la mujer tomó la decisión a finales de 2014 de irse a vivir a casa de sus padres en Navalmoral de la Mata. Pese a la separación, el acusado se personó en el domicilio de los padres de Tamara y, tras intimidarla, logró que volviera al domicilio familiar, donde el ambiente de violencia volvió a reproducirse en constantes situaciones.
En este insoportable clima de convivencia, sobre las 15:30 horas del día 11 de marzo de 2015, el acusado circulaba junto a la mujer a bordo de su vehículo por la A-66 sentido Sevilla, desde la carretera EX 100 Cáceres-Badajoz, manteniendo una agria discusión con la mujer, durante la cual Jesús habría resultado golpeado en la nariz.
Entonces, el acusado detuvo el vehículo en seco y comenzó a agredir violentamente a la mujer, quien logró a duras penas descender del coche, hiriéndose en el tobillo.
Acto seguido, el acusado bajó de la furgoneta y le dio fácil alcance. A continuación, la arrojó violentamente hacia atrás, golpeándose la cabeza contra el asfalto.
Tamara fallecía pocas horas después en el Hospital de San Pedro de Alcántara, en Cáceres. El acusado se encuentra en una situación de prisión provisional comunicada.
1 comentario
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Salvaje! Eso no se le hace a un ser humano! Asi se pudra en la cárcel, asesino!