El principal sospechoso de las cinco puñaladas, cuatro en la espalda y una en la boca, que recibió un irlandés en Sant Antoni en septiembre quedó ayer en libertad. Estuvo en prisión desde septiembre después de que su familia se desentendiera de él no quisiera hacer frente a una fianza de 3.000 euros y en el hospital hubiera que sacar con calzador su nombre en la investigación que realizó la Guardia Civil para aclarar las causas de una agresión que tuvo lugar en un piso de la calle Holanda donde, además, se encontró droga. Por ello hay otro inglés preso en espera de juicio.

La juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, dictó ayer la libertad provisional de Steven Michael D., un británico de 30 años natural de Liverpool que dijo trabajar como portero de establecimientos del West End, después de que concluyera su juicio sin que ningún testigo se presentara para explicar qué ocurrió.

Retenido

El fiscal, sin embargo, considera que existen suficientes indicios para considerar que dicho individuo fue la persona que asestó cinco puñaladas a un joven irlandés de 19 años en un ajuste de cuentas por una deuda de drogas y que, por ello, debe imponerse una condena de tres años de prisión. La víctima tuvo que ser prácticamente retenida en el hospital pese a que una de las puñaladas le afectó al neumotórax y su convalecencia, con lesiones graves, duró varios días. Unos amigos de éste lo atendieron cubierto de sangre en la casa. Él mismo, al parecer, les dijo quién le había propinado las puñaladas.

El sospechoso, sin embargo, que iba a acompañado de otro británico que se presentó en la casa sólo, según sus palabras, por una deuda exclusiva de dinero de 50 o 70 euros, declaró esta semana que se vio sorprendido por el ataque repentino de la víctima. Sólo reconoció, y según él en defensa propia, haberle golpeado en la cara con una botella de agua helada que portaba.

Sangre por toda la casa

Los agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso se encontraron con un gran charco de sangre en la entrada del apartamento pero también hallaron restos en todo el domicilio, una pequeña vivienda con un solo dormitorio. En el baño y dentro de una bañera se encontró una navaja sin mancha de sangre y que no se cree fue utilizada en la agresión. Los guardias civiles, sin embargo, no recordaron ayer en el final del juicio haber visto ninguna botella de agua tirada en el suelo que pudiera haber sido utilizada por la defensa, tal y como manifestó el acusado.