El máximo responsable de un complejo turístico de Talamanca y la directora en julio de 2004 de dichas instalaciones negaron ayer ante la juez Clara Ramírez de Arellano cualquier negligencia en el accidente laboral en el accidente laboral que sufrió un pinche de cocina cuando perdió cuatro de sus dedos mientras manipulaba una picadora que incumplía la normativa de seguridad.
Ambos echaron la culpa a que ninguno de los asesores que había contratados, incluida una mutua, dieron -según su versión- información sobre las deficiencias que presentaba la maquinaria y al propio «carácter festero» de la víctima, un joven de nacionalidad italiana, la misma que la de los dos acusados. Varios testigos además indicaron en la vista que éste podía ir drogado.
Indemnización
El fiscal presentó un escrito de acusación en el que solicitaba una indemnización de 300.506 euros y un años de prisión por un supuesto delito contra los trabajadores para el hotelero y seis meses para la directora, así como penas de inhabilitación.
El suceso tuvo lugar el 5 de julio de 2004 en el Club Paradise, un complejo de 400 plazas mantenido por 70 trabajadores y que facturaba tres millones de euros por temporada. La directora del hotel, pese a aceptar antes del juicio una pena de seis meses de cárcel sustituida por una multa, afirmó que el propio trabajador se lamentó de su suerte y de su «descuido», tras quejarse de su «mala cabeza».
«Él mismo me dijo que el error había sido suyo por no haber descansado nada tras haber estado dos noches seguidas de fiesta por ses Salines con el tiempo justo para ducharse y venir a trabajar», comentó la responsable hotelera. Mientras lo atendíamos con la mano sangrando afirmo: «!Maldita noche de fiesta que he pasado!. He sido un imbécil; he ido de fiesta sin descansar. Siempre caigo mal en el trabajo, siempre me pasa algo».
El administrador único del complejo, por su parte, destacó que «en el servicio de prevención omitieron el estado de las máquinas y la evaluación de los riesgos», dijo tras insistir varias veces en el juicio en que él era propietario de varios negocios de igual índole. «Es imposible controlarlo todo. No puedo estar 24 horas en todos los sitios. Por eso delego en personas capacitadas que pueden encargarse de los temas laborales y de mantenimiento», señaló. «Me considero inocente de todo esto», añadió.
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