La autopsia practicada al cadáver de Carlos Antón Pérez, el marinero alicantino de 29 años cuyo cuerpo sin vida pareció flotando en el puerto de Eivissa en la noche del pasado miércoles, también ha confirmado la accidentalidad del suceso.

El examen médico reveló que el marinero pereció ahogado y que los golpes recientes que presentaba el cuerpo, algunos localizados en la cabeza, se produjeron después de que ya hubiera tenido lugar su fallecimiento, según la información recogida por este periódico. Este hecho motivó que se descartara policialmente que hubiera alguna circunstancia criminal en su muerte y abrió la puerta a hipótesis más lógicas como la de que el cuerpo, una vez en el mar, pudo recibir varios impactos al chocar con las embarcaciones que había atracadas o contra el cantil del muelle.

Los pormenores de por qué Carlos Antón se hallaba cerca de la embarcación a cuya tripulación pertenecía, el catamarán Sun Cat, propiedad de la naviera Trasmapi, son una incógnita. Lo que sí es seguro es que no se hallaba trabajando cuando cayó al mar. El lunes era su día de libranza, sus compañeros estuvieron con él por la noche y el martes fue el primer día en la que no se presentó a trabajar. En el momento del hallazgo, Carlos Antón, además, vestía ropa de calle y no su uniforme habitual cuando prestaba servicio a bordo. No se descarta, sin embargo, que la víctima hubiera subido, o lo intentara, al catamarán en la madrugada del lunes para coger algún objeto olvidado en el barco y tras ello hubiera sufrido el accidente que le costó la vida.