Dos años y un día de prisión. Esta es la condena que ha impuesto la juez Clara Ramírez de Arellano al delincuente habitual que fue sorprendido en la madrugada del pasado 4 de marzo en el interior de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en la calle Pais Valencià de Eivissa, después de que una patrulla de la Policía Local siguiera la pista de una guitarra y unas partituras religiosas abandonadas en la vía pública.
El mismo individuo, con antecedentes por delitos contra la propiedad y unos cuarenta arrestos anteriores, fue relacionado tras su arresto por otros sucesos similares ocurridos en otras dos iglesias de Vila. El párroco de la Iglesia del Rosario renunció a cualquier indemnización por el robo que le atañó a él directamente.
El acusado, M.M.G., ocasionó distintos daños en el edificio después de forzar varias dependencias de la iglesia y al intentar desvalijar el cajetín del lampalario del templo. Reconoció estas acciones pero, sin embargo, en el juicio negó haber sido la persona que se llevó la guitarra y la dejo apoyada junto a un coche que había estacionado a pocos metros de la iglesia. La guitarra, pese a esta afirmación, fue sacada de una habitación que se encontraba cerrada con llave. M.M.G., actualmente en prisión, se enfrentaba en un principio a tres años de cárcel por esta causa. El sospechoso volvió a ser detenido pocos días después, cuando la policía tuvo conocimiento de una tentativa de robo en el Convent de Dalt Vila y de otro asalto consumado en otra iglesia del Eixample. Los agentes locales que hallaron a M.M.G. dentro de la parroquia del Rosario se incautaron de distintas herramientas repartidas por varias dependencias. En un almacén, el ladrón también disfrutó de una botella de vino y de una lata de refrescos.
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